Intermezzo y otros poemas
No habito las horas
sino su imagen
el-ár-bol-de-ho-jas-ca-í-das
la duración del cambio
en el segundo que ya no existe
oxímoron de una memoria
que deja entrar por el ojo demacrado
la eternidad de una libélula
Temporal y otros poemas
la voz de Beth Hart y un piano
litro de whisky una breva
un ángel de acero lleva en sus alas a un baqueano
la luz mitiga lo arcano y el misterio se convierte en evocación inerte
son siete poemas que hago de un verso de Saramago
hay días que tengo suerte…
Tres poemas de Sylvia Plath
Hay una pared blanca sobre la cual el cielo
Se crea a si mismo
infinito, verde, totalmente intocable.
Los ángeles nadan en él, y las estrellas, también indiferentes.
Son mi medio.
El sol se disuelve en esta pared sangrando luz.
Una pared gris ahora, con garras y sangrante.
¿No hay forma de evadirse de la mente?
Las heridas del Hudson y otros poemas
Tirado sobre las piedras incomprendidas
que marginan al río Hudson,
sobre esos reproches endurecidos
que han desairado las aguas,
veo pasar un cortejo silencioso y laxo,
turbios despojos de condones
que han perdido la emoción y el encanto…
Hay verdor y exuberancia y otros poemas
Hay verdor y exuberancia, hay maravillas
que mi madre supo entretejer en la tiniebla
y decirme, por ejemplo, que este pétalo fragante…
Afuera llueve y otros sonetos
Y nada era verdad. Todo mentira
el humo no llegaba desde el fuego
pues todo se quedaba para luego
la única verdad era la ira.
Éramos polvo y nada en la costumbre
transcurríamos leves y olvidados
por un cíclope muerto vigilados
que asfixiaba el paisaje con la herrumbre.
Tres poemas de Marianne Moore
A mi también me desagrada: hay cosas más importantes que
todo este enredo.
Y sin embargo, cuando se la lee, aunque sea con un desdén
absoluto, se descubre en
ella, después de todo, un lugar para lo auténtico…
Preferimos el Paraíso y otros poemas
Santo admirado por los cielos,
feliz Felipe Neri era el patrón
de mi colegio allá en La Habana,
en que la calistenia al aire libre
y el canto sacro dentro
disponían el cuerpo y el espíritu
para eventuales cataclismos de alma…
Un poema contra Austria y otros poemas
Joven con miedo, personaje del Camino
de Swann, cepillo en mano, debajo su
racimo apagado, su voz inaudible, confundida
junto a Edipo.
Si sientes deseos, deseo de dormir con él, no
te contengas y repite esa enfermedad por…
Exploración y otros poemas
Atravesar tu cuerpo, atravesarlo
como en un viaje de exploración
rastrear, recolectar, clasificar,
documentar
las tres pecas del cuello
el olor de la nuca
el surco de la bífida cubierto de lanugo
En un punto llegados…
Tres poemas de Göran Strömqvist
Mi ventana late a golpetazos.
Atraviesa una ráfaga de otoño
toda la habitación
los dedos están rígidos
y descansa torpe el arco
en mi mano.
¿Cuándo se derrumbó mi casa?
Cuándo me quedé preso en este olor
a ceniza.
Mi ventana late…
En esta orilla otra y otros poemas
una suerte de tierra se rehace
al admitir en tu presencia un voto
y sé que es
en esta orilla otra
cada objeto
lo transforma la fe…
Detenerse otra vez y otros poemas
Detenerse otra vez
Decir: “ya existía
sin que precisara mi intención”,
es un ajuste de lo singular
en la justicia del todo…
Masacres y otros poemas
Masacres
August Hafner, comandante alemán ordena disparar/
Cada disparo reduce un grito absurdo/
Tres poemas de Adam Zagajewski
Amistades imposibles
Por ejemplo, con alguien que se ha ido,
que solo existe en el papel amarillento de las cartas.
O en largos paseos a pie cerca del agua,
cuya corriente…
Iluminaciones y otros poemas
Iluminaciones
Esta es la extremaunción de la luz del día
La voz de quien muere iluminado por bombas/
Infamia iluminada
primavera del idiota…
Oficio de Peter Pan y otros poemas
Oficio de Peter Pan
Peter Pan ya no sabe volar.
Volar era un oficio, una cátedra del espíritu.
Volar era poseer una patria,
una patria sin tierra/ en cualquier tierra…
Peter Pan ya no puede
Poemas de “La ira de Circe”
De astuta han tachado mi nombre,
y aún así
han saqueado mi isla, la han volteado
para que escapen de ella
a los que han destinado a vivir ,
en el espanto más vil y sumiso.
Tres poemas de e.e. cummings
Dama de Silencio
del hermoso claustro de tu cuerpo
un ave ascendió rauda
en la apacible noche
(Tu voz,
esparciendo tiernamente
alas perfumadas
sobre el prodigioso
Miopes en victoria y otros poemas
Miopes en victoria
En el caos de la silla los malvados prevalecen,
las cabezas vacías son las rosas de la oscura estación.
Enlatados en un monólogo fúnebre,

