Tres poemas de Marianne Moore
EUGENIO FLORIT
POETRY
I too, dislike it: there are things that are important beyond
all this fiddle.
Reading it, however, with a perfect contempt for it, one
discovers that there is in
it after all, a place for the genuine.
Hands that can grasp, eyes
that can dilate, hair that can rise
if it must, these things are important not because a
high-sounding interpretation can be put upon them but because
they are
useful; when they become so derivative as to become
unintelligible, the
same thing may be said for all of us—that we
do not admire what
we cannot understand. The bat,
holding on upside down or in quest of something to
eat, elephants pushing, a wild horse taking a roll, a tireless
wolf under
a tree, the immovable critic twinkling his skin like a horse
that feels a flea, the base-
ball fan, the statistician—case after case
could be cited did
one wish it; nor is it valid
to discriminate against “business documents and
school-books”; all these phenomena are important. One must
make a distinction
however: when dragged into prominence by half poets,
the result is not poetry,
nor till the autocrats among us can be
“literalists of
the imagination”—above
insolence and triviality and can present
for inspection, imaginary gardens with real toads in them,
shall we have
it. In the meantime, if you demand on the one hand, in
defiance of their opinion—
the raw material of poetry in
all its rawness, and
that which is on the other hand,
genuine, then you are interested in poetry.
LA POESÍA
A mi también me desagrada: hay cosas más importantes que
todo este enredo.
Y sin embargo, cuando se la lee, aunque sea con un desdén
absoluto, se descubre en
ella, después de todo, un lugar para lo auténtico.
Manos que pueden crisparse, ojos
que pueden dilatarse, cabellos que pueden erizarse
si es necesario; todo eso es importante no porque
puedan dar lugar a una sonora y alta interpretacién, sino
porque son cosas útiles.
Cuando se sutilizan tanto que Ilegan a ponerse ininteligibles,
lo mismo puede decirse para todos nosotros; que nosotros
no admiramos lo que
no podemos comprender: el murciélago
que se agarra cabeza abajo, o en busca de algo que
comer, unos elefantes que empujan, un caballo salvaje re-
volcándose, un incansable lobo bajo
un árbol, el inconmovible crítico contrayendo el pellejo como
un caballo al sentir una pulga, el aficionado
al beisból, el estadistico —
y no sirve de nada
hacer distingos en contra de “papeles de negocios y
libros escolares”; todos esos fenómenos tienen importancia. Debe
hacerse una distinción.
sin embargo: cuando la arrastran a la cima los poetas a medias
el resultado no es poesía;
y hasta que nuestros poetas puedan ser
“literalistas de
la imaginación” — por encima de
la trivialidad y de la insolencia, y puedan ofrecer
a inspección “jardines imaginarios con sapos de verdad en
ellos”, no la poseeremos.
En tanto, si tú por una parte pides
la materia prima de la poesía en
toda su crudeza y
por otra parte todo lo que es
auténtico, entonces a ti sí te interesa la poesía.
(En colaboración con Angel del Río.)
(De Selected Poems, New York, The Macmillan Company, 1935.)
THE MONKEYS
winked too much and were afraid of snakes. The zebras,
supreme in
their abnormality; the elephants with their fogcoloured skin
and strictly practical appendages
were there, the small cats; and the parakeet—
trivial and humdrum on examination, destroying
bark and portions of the food it could not eat.
I recall their magnificence, now not more magnificent
than it is dim. It is difficult to recall the ornament,
speech, and precise manner of what one might
call the minor acquaintances twenty
years back; but I shall not forget him — that
Gilgamesh among
the hairy carnivora — that cat with the
wedge-shaped, slate-gray marks on its forelegs and the
resolute tail,
astringently remarking, 'They have imposed on us with
their pale
half-fledged protestations, trembling about
in inarticulate frenzy, saying
it is not for us to understand art; finding it
all so difficult, examining the thing
as if it were inconceivably arcanic, as symmet-
rically frigid as if it had been carved out of chrysophrase
or marble — strict with tension, malignant
in its power over us and deeper
than the sea when it proffers flattery in exchange
for hemp,
rye, flax, horses, platinum, timber, and fur.'
LOS MONOS
hacÍan muchas muecas y les tenÍan rniedo a las culebras. Las
cebras, supremas en
su anormalidad; los elefantes con la piel color de niebla
y sus apéndices estrictamente practicos
estaban allí, y los gatitos; y el periquito—
trivial e insípido cuando se le observa, destruyendo
cortezas y pedazos de alimento que no podía comer.
Recuerdo su magnificencia, que ahora ya no lo es,
sino más bien confusa. Es difícil recordar el ornamento,
la palabra y el ademán preciso de lo que bien pudiéramos
llamar las pequeñas arnistades de hace veinte
años; pero no me olvidare de él — de aquel Gilgamés
que estaba entre
los peludos carnívoros — aquel gato con las
manchas en forma de cuña y de color pizarra en las patas
delanteras y el rabo decidido,
coma una áspera 'advertencia de "Nos han embaucado con
sus pálidas protestas medio cubiertas de plumas, temblando
en un articulado frenesí, diciendo
que no es para nosotros el comprender el arte;
hallándolo todo tan difícil, examinando el asunto
como si fuera inconcebiblemente arcano, tan simetri-
camente frío como si estuviera cincelado en crisoprasa
o en marmol — rígido en su tension, maligno
en su poder sobre nosotros y más profundo
que el mar cuando nos brinda lisonjas a cambio de
cáñamo, de centeno, de lino, de caballos, de platino,
de maderas y pieles."
(En colaboración con Angel del Río.)
(De Selected Poems, New York, The Macmillan Company, 1935.)
WHAT ARE YEARS?
What is our innocence,
what is our guilt? All are
naked, none is safe. And whence
is courage: the unanswered question,
the resolute doubt,—
dumbly calling, deafly listening — that
in misfortune, even death,
encourages others
and in its defeat, stirs
the soul to be strong? He
sees deep and is glad, who
accedes to mortality
and in his imprisonment rises
upon himself as
the sea in a chasm, struggling to be
free and unable to be,
in its surrendering
finds its continuing.
So he who strongly feels,
behaves. The very bird,
grown taller as he sings, steels
his form straight up. Though he is captive,
his mighty singing
says, satisfaction is a lowly
thing, how pure a thing is joy.
This is mortality,
this is eternity.
¿QUÉ SON LOS AÑOS?
¿Qué es nuestra inocencia,
qué nuestro pecado? Todos
desnudos, nadie a salvo. ¿Y dónde
el valor: pregunta sin respuesta,
la firme duda, —
mudo llamar, sordo escuchar — que
en desgracia, aún en muerte,
alienta a los demás
y en su derrota excita
al alma a ser fuerte? Ve
hondo y se alegra quien
consiente en la mortalidad
y en su prisión se alza
sobre sí mismo como
el mar en un abismo, luchando por ser
libre sin conseguirlo,
y en su renunciar
halla su perdurar.
Quien siente su firmeza,
así procede. El mismo pájaro
crece al cantar, acera
su forma enhiesta. Aunque cautivo,
su poderoso canto
dice: satisfacción es cosa íntima,
cuán pura cosa el júbilo.
Esto es mortalidad,
esto es eternidad.
(De Collected Poems. New York, The Macmillan Company, 1951.)
Marianne Moore (Estados Unidos, 15 de noviembre, 1887 - 5 de febrero, 1972). Poeta, ensayista, traductora y editora. En la poesía del siglo XX, el nombre de Marianne Moore ocupa un lugar esencial. Quizá sea, después de Emily Dickinson, la poeta más radical que han dado las letras norteamericanas. Compañera de generación de Wallace Stevens o de William Carlos Williams, Moore logró crear un universo poético, tanto en el fondo como en la forma, muy distinto a lo que hasta entonces se había hecho. Poeta del mundo natural, muy poco dada al tono confesional, su poesía nace en el imaginismo de su generación y desemboca en el alumbramiento de una poesía construida con imágenes y símbolos de una belleza pura.
Eugenio Florit. Poeta cubano nacido en Madrid en 1903. Hijo de padre español y madre cubana, desde temprana edad residió junto a su familia en La Habana, donde transcurrió su formación académica y su creación literaria, convirtiéndose en uno de los autores más trascendentes de la lírica cubana.
Colaboró junto a Cintio Vitier y Eliseo Diego en varias publicaciones y actividades literarias de la Isla, hasta 1940 cuando se trasladó a Estados Unidos donde vivió hasta su muerte en el año 2000.
Nueva York fue el escenario de casi todo su trabajo como ensayista, crítico literario y traductor. En los cursos de la Escuela de Verano de Middlebury, en Vermont, trabó amistad con Jorge Guillén, Luis Cernuda y Pedro Salinas, ayudando a formar a numerosos estudiantes y promoviendo actividades culturales a través del Instituto Hispánico.
De su obra se destacan «Trópico» 1930, «Conversación a mi padre» 1949, «Asonante final» y «Lo que que queda» en 1995.
Recibió en 1994 el premio Fray Luis de León, de la Universidad de Pontificia de Salamanca y el Premio Mitre, concedido por The Hispanic Society of America, en Nueva York. En 1991, 1994 y 1995 fue uno de los tres candidatos presentados para el Premio Cervantes de ese año por la Academia Norteamericana de la Lengua Española.
Falleció en Nueva York en el año 2000.