Fragmento de "Buscando a Inés en la calle 8"

SANTIAGO RODRÍGUEZ

CAPÍTULO 2

Este hotel de mala muerte, sin recibidor ni ornamentos, In the Mood de mis pretensiones rindiéndole homenaje a Glenn Miller y su orquesta, será el sitio encubierto ideal pagando el día a día, sin que me pidan identificaciones.

 -No hace falta, Míster, usted es su propia garantía. Si deja de pagar amanece macerado a palos. No siembre en mí la desconfianza. ¿Lo toma o lo deja?

-Por hoy, ¿cuánto?

-Lea detrás de mí los precios. ¿Le conviene? Si sube hasta el tercer piso, allí hay otro tipo alojado muy parecido a usted. Lo de tipo en neutro es por la curiosidad que muestra. Si no me equivoco, con la cantidad de años que tiene es posible que usted ande buscando lo mismo que él: un personaje estratégico que en vez de esconderse en Allapattah prefirió estos alrededor. Entonces usted habla español, ¿verdad?

-Si se puede, no me haga subir tanto. Y de buscar lo mismo no sé a qué se refiere. No confundamos los términos, por favor.

-O la meta de publicar un libro de fotos de la Pequeña Habana. Con sus elementos típicos, desahuciados, fuera de control. Residuos de arquitectura Art Deco...  ¿Le parece acertada la descripción que le estoy haciendo?

-Por lo que veo, usted conoce bastante. Dígame, sin rodeos, ¿dónde puedo encontrar a Inés, la que bailaba lambada en la Calle 8 y salió en la portada de una guía turística?

-No se precipite. Yo conozco la Pequeña Habana en su totalidad, pero a nadie en particular. Los elementos van y vienen, aparecen un día flotando en las aguas frente a Biscayne. ¿Cuánto tiene en los bolsillos, en los dos?

-¿Le parece bien?- le dijo mostrándole un billete no muy grande.

El tipo soltó una carcajada por su propio descaro.

-La falta de respeto impera en estos tiempos, Míster. Se ve que sobrevivió al Covid 19 ampliamente. Tome su llave y suba. Le doy la habitación número 13 para su comodidad con una vista increíble desde la ventana. De la calle me llaman, algo anda mal afuera.

Yo quise salir para ver qué ocurría, pero una zancadilla me hizo rodar al piso. Por favor, no salga, es una pelea inventada, inaplazable. Su vida... Un grito de horror de la acera de enfrente lo dijo todo. El hombre del hotel cayó de rodillas con un dolor muy fuerte en la nuca. El cuerpo tendido, un cuchillo sin sangre al lado y nadie, lo que se dice nadie quedó para hacer el cuento. Visos de un ajuste de cuentas. Solo yo, con un número 13 en la palma de la mano. Subí a mi habitación como si nada. El nauseabundo olor de la yerba salía por las rendijas de las puertas. ¿Vive alguien aquí además de mí? exclamé.

 Solo pude ver la espalda de una mujer que desesperadamente bajaba las escaleras como un lince con ambas manos apoyadas en las paredes y en la balaustrada. Inés, Inés, no salgas que te matan, atiné a gritarle. Yo no soy Inés, es mi marido, respondió volteándose, el que está tirado en la calle. No haga bulla.

Pasada la policía y el Rescue, parece que aún respiraba, preguntas breves, la mujer se recogió la larga cabellera ennegrecida en un moño al cuello y me miró exhausta, ajada por las drogas y la falta de higiene.

-¿Lo presentía?- le pregunté

-Una en un millón. Algo le falló. Él que no soltaba prenda.

-Deje el cuerpo a dónde se lo llevaron si ustedes no tienen dinero.

-Delo por seguro. Lo donaré completo por si algunos de sus órganos dan vida a otros. Lo recordaré hasta ayer cuando todavía reía. ¿Por qué me llamó Inés?

-Porque...

-Mejor se marcha hoy mismo, no quiero volver a oír ese nombre ni lavar sangre en las escaleras.

-Al menos deme una pista. Ustedes saben demasiado.

-Un día de estos, en otro sitio.

-Mientras tanto, ¿dónde me meto?

-En un hotel decente. Gástese el dinero, que le deben estar pagando bien.

-Acabe de decirme dónde encontrar a Inés.

-Si lo supiera. Busque a un tal Cantimplora en el McDonald’s de la 14. Ese por dinero lo escupe todo o se la inventa.

-Eso dice todo el mundo y habrá más muertos.

-¿Quién lo reclutó? Oiga consejos: La Calle 8 tiene sus propias reglas para protegerse. No se deje engatusar tan fácilmente.

-Dosbidania. ¿Le va bien así?

 Ella se abalanzó herida de rabia sobre su pecho. Él la contuvo con dulzura.

 -Ese ruso que usted esconde la puede hundir en un abismo sin salida. Pongámonos de acuerdo.

-Él ya no es ruso ni por asomo. Él no quiere saber quién es Chejov y mucho menos Irina Arkadina.

-Yo siempre simpaticé con Nina, la contrapartida y no soy ruso ni estudié en el reino de los comunistas como usted. ¿Me equivoco?

-Siempre hay una paz interior que nos ayuda a sobrevivir. No quiero oír un disparo fuera de escena. El tal ruso del tercer piso es un individuo buena persona, sabe hacer el amor y tiene una gripe que lo devora. Yo lo voy a levantar con sopa de pollo. Le repito, déjelo en paz, es inofensivo. Lo invito a un café y así le hago el monólogo de mi vida. ¿Qué le parece?

-Kak jarachó.

-Insiste en el idioma ruso.

-Repita conmigo: Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué, si me miráis, miráis airados?

-Vaya, de mis buenos tiempos: Amor mío tu rostro querido no sabe guardar secretos de amor. Sea síncero, con acento en la i, y dígame qué quiere hacer conmigo.

Adquiera el libro: https://www.amazon.com/-/es/Santiago-Rodr%C3%ADguez/dp/B0C6W5ZH8H

Santiago Rodríguez nació en Guantánamo, Cuba (1940). A principios de los sesenta es incluido en la publicación Cuentos 1964) en Santiago de Cuba y forma parte del grupo de poetas conocido por Los Diez. Graduado de ingeniero químico en la Universidad de Oriente. Desde 1965 residió en La Habana. Graduado de ingeniero agrónomo en la Universidad de La Habana. Su amistad con Antonia Eiríz lo hizo incursionar en la pintura. Ganó el premio del Salón Pequeño Formato 1980.  Desde 1990 reside en Estados Unidos.  Publicó en Miami La vida en pedazos (1999). Le siguen Una tarde con Lezama Lima (Cuentos,1999), Mírala antes de morir (Novela, 2003), El socialismo y el hombre viejo (Poesía, 2005), En el vientre de la ballena: Onto, gnosis y praxis (Crónicas de cine, 2008), El regreso de la ballena (Crónicas de cine, 2011), La venganza de la ballena en 3D (Crónicas de cine, 2012), Para hablar de cine el pretexto fue Barry Sullivan (Crónicas de cine, 2016), Cine de bolsillo (Crónicas de cine, 2017), En un bosque de la China (Novela, 2018), Hitchcock: la homosexualidad y los MacGuffin (Ensayo, 2021) y Crónicas de una despedida festiva (Poesía, 2022). En preparación, Encuentros cercanos de cine de cualquier clase (Crónicas).

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