La primera noche
LUIS GARCÍA FRESQUET
Elena e Ignacio se durmieron sentados en los butacones de la terraza. La ciudad estaba a oscuras, la luz de los faroles de las calles casi no alumbraban y las luces de las ventanas de los edificios estaban apagadas. Solo una pequeña lámpara iluminaba la terraza.
—¡Vaya! Nos quedamos dormidos.
—Si. Parece que la infusión de tila y manzanilla nos relajó demasiado...
—He pasado un día maravilloso, gracias a ti. Tu taller, la terraza, todo este ambiente creativo es muy agradable y tranquilo. Te agradezco que me hayas invitado a venir aquí. Hemos podido hablar, conocernos mejor y saber de tus sentimientos. Volveré, pero ya me tengo que ir. Es muy tarde…
—Mujer, no has mirado la hora que es…
—¡Madre mía! ¡Las cuatro de madrugada! Nos quedamos dormidos tanto tiempo…
—A esta hora no pasan guaguas ni taxis por nuestra zona. Te puede quedar a dormir aquí si quieres.
—Vaya, vaya... “y eso que no habían dobles intensiones cuando me invitaste a venir a tu estudio”.
—Y no las hay. Mi taller tiene dos dormitorios con dos colchones muy buenos. Tú puedes dormir en uno y yo en el otro, así cumplo mi promesa de “no dobles intensiones”, aunque tenga que contener mis impulsos, mis sentimientos y mi amor por ti.
—Siempre tienes una respuesta para todo, me has hecho sonrojar. Vamos a dentro, aquí hay mucho frío.
—Esta es tu habitación. La mía es aquella.
—Puedo pasar al baño primero…
—¡Mujer, eso ni se pregunta!
—Gracias.
Elena salió del baño desnuda, Ignacio se quedó paralizado mirando su hermoso cuerpo. El pelo suelto cubría parte de sus tetas y sus pezones rosados. Los ojos de Ignacio recorrieron toda su figura, la belleza de su piel blanca, su estrecha cintura, sus caderas bien formadas, sus vellos del pubis, sus redondeadas nalgas, que lo enmudecieron por un instante. Elena caminó lentamente hacia él, lo abrazó y lo besó en la boca.
Esa madrugada, en el taller de pintura, ardió el fuego de la lujuria y el amor. Ignacio, dominado por la pasión, no pudo percibir el intenso placer que ella sintió en el momento de su mayor excitación y satisfacción cuando tuvo su primer orgasmo, en su primera unión sexual. No se lo comentó, el pudor se lo impidió.
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Luis García Fresquet nació en Regla, La Habana. Graduado de la Escuela de Dibujo Publicitario y de Periodismo en cursos para periodistas de la Facultad Julio Antonio Mella del Vedado. Su libro, Yo, Tú, Él y el humor, publicado por la Editorial de Prelo de Portugal y Pluma en Ristre de Cuba, 1970, fue considerado como «un éxito del humorismo cubano de vanguardia». En 2016, la tercera edición fue presentada en la Feria Internacional del Libro de Miami. Fresquet ha sido director artístico de revistas y periódicos en Cuba, España y Estados Unidos. Reside en Miami y trabaja como diseñador freelance y ha publicado los libros: El humor gráfico y la caricatura en la prensa cubana, El arte del cartel al servicio de una ideología, Mi encuentro con el arte, Relatos que se bifurcan y se pierden en la memoria, entre otros. Junto con su esposa, Nury A. Rodríguez, publicaron una Colección de Libros Infantiles Interactivos que ha sido elogiada por la crítica.

