Excelencias de la vida común y otros poemas 

JOSÉ ABREU FELIPPE

Excelencias de la vida común

Hazme el amor,

como si no existiéramos,

como si yo fuera el cuerpo que deseas,

y no, tan solo, el amor de la casa.

 

Hazme el amor,

como si no supieras

mi nombre y la costumbre

de enredarte en mi piel hasta el cansancio.

 

Hazme el amor,

como si ya los hijos nos culparan de padres,

y no hables sino quejidos.

 

Hazme el amor,

definitivamente, con más que abrir las piernas,

con más que la intención y el deseo,

como si no tembláramos,

nada más que de amor.

 

Lagarto en el alambre

El animal se arqueó sobre la cerca,

tensó la cola y exhibió su pañuelo

nerviosamente, mientras

clavaba su ojo fijamente en tu ojo.

No te atreviste ni siquiera a moverte,

ni a cerrar la puerta de tu carro.

Permaneciste inmóvil, maravillado,

ante aquel espectáculo

cada vez más raro.

 

Oración

                                         Mar,

tú que acogerás en tu eternidad las cenizas hastiadas de Reinaldo Arenas,

tú que insolente y colérico cantas desde otros tiempos

                                         más inocentes,

ajeno a los hombres que desde su pequeñez y su miseria,

todavía te amamos.

Tú, que estirando tus manos puedes tocar las dos orillas.

Tú, que como fuego te agazapas y saltas y golpeas,

                                        por favor,

no hagas daño a esos muchachos, sólo protégelos.

Y si te es posible,

                 burla a políticos y comisarios,

                 a patrias y países,

                 y permite que sus cuerpos hambrientos

                 y desnudos,

                 sus cuerpos furiosos y gastados,

                 arriben a esta orilla.

Hazlo a cambio de las cenizas hastiadas de Reinaldo Arenas,

que fue joven, hermoso,

                    y te amaba.   

         

 Canción de exilio

Chante, poème, à la criée des eaux l'imminence du thème,

                              Chante, poème, à la foulée des eaux l'évasion du thème:

Saint-John Perse

                                                                               Para Z.V.

Canta, poema, la soledad de esa bala que destroza mi cráneo,

la cadencia precisa de mi cuerpo abatido y el estupor

de esa hoja que envejece y multiplica la caída;

como manos abiertas pidiendo qué.

Canta, poema, la inminencia del golpe, el olor del estruendo,

la arenilla y el fuego sobre los hierbazales de mis ojos,

el ardor alrededor de la carne quemada

y esa ola, más que ingenua, que me empapa los pies.

Canta, poema, la desidia del trillo al amanecer

cuando los contornos renuevan su efervescencia,

se escucha mejor el crujir de los huesos,

y yo vomito parte del asco acumulado.

Canta, poema, el tropel de andamiajes, la traición

de los amigos, el total de naufragios, el número de ahogados

y a ese muchacho que con la soga al cuello

piensa que la nostalgia tiene también su pino en el ombligo.

Canta, poema, el brillo de la navaja en mi garganta,

el candor del pomo de pastillas de Carlos, los cadáveres

perdidos de Esteban y Eddy, los mutilados por la plaga,

y los amigos muertos por la distancia o el amor.

Canta, poema, con desenfado y hasta con cierta desfachatez

a ese humo que en la voz parece una plegaria, pero que no lo es.

Cántale, que ya me abre las piernas, ya me acerca la boca,

ya me mata.

La mano de mi padre

No quiero tener sensaciones

que no pueda olvidar,

por eso

no toqué la mano de mi padre.

Estaba, acostado,

y la mano sobresalía por el borde

de la sábana.

Tenía los ojos cerrados, parecía

dormir.

Había placidez en su rostro,

era hermoso el rostro de mi padre.

Yo sabía, todos sabíamos,

que no abriría más los ojos

ni se levantaría de aquella cama de hospital.

Han pasado 24 años,

todavía sigo viendo su mano

y el borde demasiado blanco de la sábana.

Creo que ahora la voy a tocar.

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José Abreu Felippe. La Habana, Cuba. 1947. Poeta, narrador y dramaturgo. Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero (2000) y Premio Baco de Teatro (2012). Ha publicado, entre otros, cinco volúmenes de relatos, Cuentos mortales (2003), Yo no soy vegetariano  (2006), Confrontaciones (2018), El camino de ayer (2019) y Treinta y dos historias (2021). Además, El olvido y la calma, una pentalogía formada por las novelas, Barrio Azul (2008), Sabanalamar (2002), Siempre la lluvia  (1994), El instante (2011) y Dile adiós a la Virgen (2003). En unión de sus hermanos, los también escritores Nicolás y Juan, dio a conocer  Habanera fue (1998), un homenaje a su madre fallecida en un accidente.

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