Tres poemas de Ricardo Pau-Llosa

TRADUCCIÓN DE ENRICO MARIO SANTÍ

El otro Ricardo Pau-Llosa

Exiliado de Cuba desde niño en Estados Unidos, Ricardo Pau-Llosa (1954) nunca olvidó su español: lo escribe y lo habla, incluso con fuerte acento habanero. Pero a la hora de escribir poemas, sean o no sobre el tema de Cuba, siempre lo hace en inglés. Estas versiones mías a un español que quiere ser cubano, no resuelve ese misterio, pero sí quiere dejar constancia del mismo.

He querido nada menos que hacer coincidir las palabras del poeta en inglés con un anterior e hipotético original en español, o en cubano. El mismo, en un memorable poema, habla de “The sounds that were not, that could not be/words coming out of every mouth” [“Los sonidos que no fueron/que nunca pudieron ser/palabras que salen de toda boca”]. Valga la aventura de este lector que quiere ser el ventrílocuo en otro idioma de la voz de un admirado compatriota escritor.

Enrico Mario Santí. 1o de marzo, 2024

Tabaco De Vuelta Abajo

He gropes beneath the leaf and smiles,

you'd think it was a skirt.

The best leaves look like the worst

but feel only like themselves. The master

picker knows nothing else but the color

and thickness of ash, the exact pressure

of air passing through the cigar, a dictionary

of desired colors and textures. When he comes

back to a cigar left dozing on an ashtray

his fingers will know if it is still

lit just by its weight.

In the field, cigar in mouth,

he will stretch a leaf between his hands,

holding it before his face like a mirror,

and bring its center to the lit end of his cigar.

Then he will watch the flame grow toward his fists,

count the seconds it takes, note the color

of the flaming rim and the way the orange

splinters fly off. He will do this only to leaves

that rust the sun when held against it.

He laughs when they bring him a foreign cigar

born of plants "grown from Cuban seed."

He shakes the counterfeit next to his ear

like a maraca, his head mock dances a cha-cha.

"Seeds lie. I have three sons,

one is a senator and the other two are judges."

When he runs his fingertips across the leaves in the field

his eyes close. The plants lie perfectly still.

Ricardo Pau-Llosa, Cuba (Carnegie Mellon University Press, 1993).

Tabaco de Vuelta Abajo

Cada vez que mira debajo de las hojas

suelta una risa.

Cualquiera diría que es una saya.

Los que lucen peores son mejores,

pero al tacto solo como ellas son.

El cosechero no conoce sino color

y tamaño de ceniza,

tira exacta pasando por vitola:

todo un léxico de color y de texturas.

Cuando recoge un tabaco que reposa en cenicero

por el peso los dedos saben

si alumbra aún.

En el campo, tabaco en boca,

estira la hoja

mirándola muy cerca, como espejo

y a la breva el centro acerca.

Crecer verá la llama ardiendo

en dirección a la muñeca,

contando los segundos que le toma,

el color de su consumo,

y cómo se dispersan las chispas color naranja.

Su tacto apenas merecen

hojas que al trasluz el sol oxidan.

Cada vez que un tabaco le presentan

de “semillas de fuera de la isla”,

él se ríe.

Maraca el contrabando y lo escrutina

meneando la cabeza al compás de un chachachá.

“La semilla es engañosa. Tres hijos tuve yo:

un senador y dos jueces”.

Cuando sus dedos rozan las hojas,

cierra los ojos.

Las hojas, entre tanto,

no dicen ni jí.

At the Bar

Germán, who swam along the coast,

Germán, who reached Guantánamo Base

over moonless surf and jagged rock,

his poems in a sealed plastic tube

strapped to his back,

Germán, who turned away

from everything Cuban

because the regime claimed it,

asks me, who sits at this bar

four times a week

to drown in the rising

smoke of awkward sacrifice,

what I get from the videos

of Cuba's golden age of music.

Before I can answer he tells me

the story of lunatics on the streets

of Guantánamo, the Cuban city north

of the Bay, where he was born.

There was a woman who lost a son

in a lightning storm and wandered

the city constantly. We called her

Juanita va a llover,

(Juanita, it's going to rain--

sounds like "Ahorita va a llover,"

Soon it's going to rain,

a refrain from a popular song).

And she would look up in terror

at any cloud, however white.

And Bemba (big lips) who could stuff

his fist in his mouth

and went from corner to corner

with a tape recorder playing

music by the Orquesta Aragón.

He would pretend to play

their dreamt instruments.

On one occasion he showed up

dressed as a samurai, complete

with kimono, cardboard sword, painted face

and Japanese sandals. Last night, I tell Germán,

a Japanese woman was singing here.

Guaguancós, no less--in Japanese, no less.

The purest of the Afro-Cuban genres,

voice and conga drums, interlaced with Basho.

It's a matter between islands, I think.

We who were born in them know intimately

the accusatory foreignness of horizons.

You cannot own what you cannot walk to.

And Juanita's sky?

An extension of the storms within?

Is that where we find songs

ageless or simply old?

Germán seems to read my thoughts:

And then there was Dímela (tell it to me). People

would call out to him "dímela," and he would look

at his right sole and tell them the exact time.

I wonder if it's too late to be Cuban.

Around three in the morning we go to Versailles for café

and Germán tells me, Right here not too long ago

I was waiting my turn when a man with a scar

on his face came up to another man drinking his cafecito.

The scarred man looked the other man in the eye

and asked, Don't you recognize me? Look again,

are you sure you don't recognize this face?

You gave me this scar in an acto de repudio

during Mariel. What are you doing in Miami now?

The fists of the scarred man fell upon the former

communist and nearly killed him. The cops came.

Those old songs remind me of the actos de repudio,

says Germán, the mobs of communists clubbing people

who simply presented their papers to leave the country.

I saw a pregnant woman, bludgeoned, giving birth

right on the street. And a fifteen year old girl,

torn from her parents and chased to the bridge

over the Guaso River. They stripped her

and hung her by her ankles over the river.

I knew her family, Ricardo.

Later, in exile, she would kill herself.

What do you get from those songs, Ricardo?

Dímelo. What do you get from those songs?

En un bar

Germán, que un día por la costa vino a nado,

Germán, que de Guantánamo llegara

en una ola sin luna y raspando muchas rocas,

con poemas en plástico amarrado a la cintura.

ese mismo Germán que todo lo cubano rechazara

porque decía que el régimen se lo había confiscado,

me pregunta, cuatro veces por semana

ahogado en este humo de silicios,

que qué coño saco yo de estos videos

de la época dorada de la música cubana.

Antes de contestarle me cuenta

la historia de unos locos en las calles

de Guantánamo, al norte de la base,

donde nace.

Húbose una mujer que perdió a su hijo,

partido en cruel tormenta por un rayo,

quien triste va vagando y le cantaban:

“Juanita, va a llover... Juanita va a llover”.

Desde entonces, no importa la blancura,

con terror contemplaba ella las nubes.

Y luego tenías al Bemba

que metíase en la boca todo el puño

e iba con grabadora por el pueblo

tocándole la Orquesta de Aragón.

Bemba con grabadora todo instrumento tocaba.

Otro día llegó Bemba vestido de samurai,

Con todo y con su kimono, cara pintada, katana,

ornado con sandalias japonesas. Anoche, dije a Germán,

cantó aquí una japonesa un guaguancó

para colmo y en japonés—ya tú ves.

Africano salpicado de Bashó—

cuestión de islas, supongo yo.

De esa extraña acusatoria de horizontes

sabemos los que en ella hemos nacido.

¡No por mucho caminar se es más dueño del terreno!

¿Y entonces el cielo de la pobre de Juanita?

¿Sólo extensión de rayos que van dentro?

¿Será allí donde se encuentran

las canciones duraderas, sin fronteras?

Germán es un adivino. Y espera,

que “Dímela” falta: porque no hacía más que gritar

la gente ¡Dímela ahora!,

y el tipo escrutando la suela

de su zapato contesta

y contento se la da.

¿Será tarde para cubano volver a ser ya?

A eso de las tres de la mañana nos fuimos al Versalles

a un café.

Allí Germán me dice: “Aquí mismo, no hace mucho,

un tipo, esperando mi turno, con una cicatriz

se acerca a otro. “¿Qué, no me reconoce?”,

pregunta Caracortada al consorte.

“Mira bien: ¿seguro no te suena esta carita?...

Me hiciste esta cortada en un acto de repudio en el Mariel.

¿Qué haces tú por aquí en este exilio?”

A piñazos le cayó Caracortada y por poquito lo mata.

Después llegó la patrulla. Todas las viejas canciones

me recuerdan los actos de repudio.

Una mujer repudiada dando a luz en una calle.

Otra niñita de quince, separada de sus padres

cuando cruzaban el Guaso,

la colgaron desde el puente por los tobillos desnuda.

Conozco a sus viejos, Ricardo.

Hace poco, aquí en Miami, esa niña se mató.

Por eso te digo ahora,

¿qué coño sacas tú de esas canciones?

¿Qué coño puedes tú sacarle a eso?

Maestro

in memoriam Aurelio de la Vega (1925-2022)

Ave atque vale

Aimless, some memories retake the mind,

disarmed from context when they at first engraved

significance and bronzed forward when their stage

had rubbled long away. A scent, a taste

evicted from encounter, re-shored like tidal waste,

wave-pumiced sea glass kids forage

on the sand. A trinket isle in palm I grieve.

Casually, we scour the nameless mounds to find

with pleasure what sense disowned. Belong, the siren

chants. Get lost, I retort. To When,

not Where? This paddling tortoise I’ve become

lays its words in borrowed soil. Piecemeal,

scrimped breaths, loose change—at home

in conjurings that compose remembrances into feral

duty. Yours the wisdom of these chores.

Your life teaches. Your music underscores

that tireless beauty nurtures: Ask no more.

MAESTRO

In memoriam Aurelio de la Vega (1925-2022)

Sin rumbo mis recuerdos mente inundan.

Desgajados van del contexto en que grabaron

su sentido inicial, cincelados cuando el proscenio

ya habíase arruinado. Aromas, sabores desalojados

de un encuentro, regresan, como desechos de mar,

como un cristal pulido por las olas, forraje

de niños en la arena. Presea de isla en palma

es hoy mi duelo. Sin plan, hurgamos los anónimos

montículos para con gusto encontrar

lo que el sentido deshereda. Atáñete, entona

la sirena. Esfúmate, respondo. ¿Acuándo,

No adónde? Este carey en que hoy me he convertido

deposita palabra en playa ajena. Poco a poco,

aliento sofocado, menudo suelto, me acomodo en conjuros

que componen memoria como deber salvaje.

Tuyo es lo sabio de tales faenas. Tu vida enseña.

Tu música parte y dura lo que nutre belleza

infatigable. Más no se pida.

Ave atque vale

Ricardo Pau-Llosa

Key West 2-14-22

Traducción Enrico Mario Santí


Ricardo Pau Llosa (La Habana, 1954). Escritor, poeta, crítico y coleccionista de arte. Reside en Miami. Ha colaborado con numerosas publicaciones periódicas, así como medios especializados. En 1987 fue uno de los curadores de la muestra “Fuera de Cuba”, la primera gran exposición de arte cubano contemporáneo internacional que se desarrollaba en EEUU desde 1944. Ha publicado nueve libros de poesía, el más reciente: FLEEING ACTIUM (Carnegie Mellon U Press, 2023). Ha editado y prologado numerosos catálogos. Está considerado uno de los pioneros en EEUU de la crítica de arte visual latinoamericano.

Enrico Mario Santí (Santiago de Cuba, 1950) es escritor, profesor y estudioso de literatura. Luego de una carrera académica de cuatro décadas en Estados Unidos, durante las cuales ha producido doce libros y veinte ediciones críticas (entre ellas, de clásicos hispanoamericanos como El laberinto de la soledad y Canto general), y más de cien ensayos, reseñas y entrevistas. Vive actualmente en California y se desempeña como investigador en la Claremont Graduate School.




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