Zoila Gálvez, la diva de ébano

TERESA FERNÁNDEZ SONEIRA

Soy hija de un bravo guerrero de la independencia. De él he heredado este valor que no me falta ni en las pruebas más difíciles[i]. Zoila Gálvez Pérez

No hay dudas que Cuba ha sido mundialmente conocida por su música. Los géneros musicales son numerosos, así como los compositores e intérpretes cuyas obras le dieron la vuelta al mundo en tiempos de la República. Hoy haremos un recorrido por la música clásica o música académica y culta, y su trayectoria en la isla. Serán los intérpretes del bel canto, las orquestas sinfónicas, y los teatros donde se disfrutaba de la ópera, los que nos cuenten esa historia. Porque también en Cuba se disfrutaba de la música de los grandes maestros como Handel, Mozart, Beethoven, Puccini, Chopin, Liszt y tantos otros.

El primer teatro construido para la ópera en América fue el teatro Coliseo o Principal de La Habana, y la primera ópera que se puso en escena el 12 de octubre de 1776 fue Didone Abandonata de los italianos Domenico Sarro y Pietro Metastasio (1774) para conmemorar el descubrimiento de Cuba y la inauguración del teatro[ii]. Así que ya desde finales del XVIII La Habana se convirtió en un centro musical importante, no solamente de las Américas, sino del mundo entero. El entusiasmo del público se extendió a Cienfuegos, Matanzas, Camagüey, Santiago y otras ciudades de Cuba donde también se construyeron teatros.

La primera ópera o zarzuela cubana en un acto con texto de Manuel de Zequeira y autor desconocido, fue América y Apolo, estrenada en 1807. Luego comienzan a llegar de Italia grandes compositores y directores de orquesta quienes trabajan en el Teatro Tacón[iii], que por entonces era el más grande de América y el tercero del mundo. A mediados del siglo XIX el santiaguero Laureano Fuentes Matons (1825-1898) escribe la ópera La hija de Jefté[iv], que se estrena en el teatro de la Reina en Santiago de Cuba (hoy Teatro Oriente).  También, Rafael María de Mendive, maestro de Martí, junto al multifacético periodista Ramón de Palma, escriben libretos para teatro y ópera.

A mediados del siglo XIX llega a Cuba el músico norteamericano Louis Moreau Gottschalk (Nueva Orleans, 1829-Río de Janeiro,1869), y comienza a desarrollar una trayectoria importante en La Habana. En marzo de 1854 acompaña al prodigioso violinista cubano José White en su primer concierto público en Matanzas, y también es muy amigo del pianista y compositor habanero Manuel Saumell. En febrero de 1860 Gottschalk presenta en La Habana su primera sinfonía americana “Noche en el Trópico”. En la ejecución de esa pieza Gottschalk utilizó unos 250 músicos y un coro de 200 cantantes, además de un grupo del cabildo de negros de Santiago de Cuba que trajeron sus tambores para la representación.

En 1840 la cubana María de las Mercedes Santa Cruz y Montalvo, Condesa de Merlín, quien era una fanática de la ópera, escribía a su amiga, la escritora francesa George Sand, sobre las funciones en La Habana y le decía en sus cartas que las puestas en escena eran excelentes, pero que “lo único que empañaba las funciones era el reflejo de las joyas de las ostentosas criollas…”[v].

Podríamos seguir relatando la historia de la música clásica y de la ópera en la isla y algunas simpáticas anécdotas, pero ahora vamos a concentrarnos en una soprano lírica afrocubana que honra a nuestro país y que es poco conocida, pero que fue la primera de su raza en tener éxito internacional. Se trata de Zoila Gálvez.[vi]

Nace Zoila Gálvez Pérez era hija de José Gálvez y de Luisa Pérez. Su padre había sido coronel del Ejército Libertador y había luchado en la guerra junto a Ducassi, Pedro Díaz, los hermanos Vidal y el General Antonio Maceo. Al nacer la niña en Guanajay, el 19 de marzo de 1899, los padres escogen el nombre de Josefa Zoila para bautizarla. A los pocos meses de nacer Zoila termina la guerra de Independencia y el Presidente Tomás Estrada Palma junto a su gabinete, tratan de organizar al país y estructurar a la naciente República. Todo estaba en pañales, al igual que Zoila. 

Cuando la niña tiene dos años muere Luisa, su madre, y más tarde el padre se vuelve a casar, esta vez con Justa Cuevas a quien Zoila llegaría a querer como a su propia madre. El coronel Gálvez tenía grandes aspiraciones para aquella niña.  Cuentan que, de joven, Gálvez se sentaba en los escalones de la casa para escuchar a una pianista española que tocaba el piano en la casa frente a la suya. Aquel veterano quería que cuando tuviera hijos estos fueran músicos.[vii]  Justa, su esposa, también deseaba que a su hija adoptiva le gustara la música.  Es así como a los 6 años los padres le regalan un piano por sus buenas notas en el colegio. Zoila comienza a tomar clases con José Menéndez Araizaga cuyo conservatorio se había incorporado al Conservatorio de Música y Declamación del Maestro Hubert de Blanck[viii] en el Paseo del Prado de La Habana. Es Menéndez quien descubre en Zoila sus dotes vocales.

En octubre de 1910 la familia Gálvez se muda para la capital y allí el coronel Gálvez sigue su labor en el ámbito municipal y trabaja en el gobierno local en puestos de bajo nivel. Mas tarde le entregan la jefatura del departamento de limpieza de calles de la Secretaría de Obras Públicas durante los gobiernos de Mario García Menocal y Alfredo Zayas.

Sus primeras presentaciones Ya establecida la familia en La Habana, Zoila comienza a estudiar piano con Francisco Morales y con la Sra. Henreaux, y a los 15 años da algunos recitales en eventos sociales. En marzo de 1914 anima un evento de la Escuela Pública No. 12 patrocinado por la primera dama, Mariana Seva esposa del Presidente de la República, Mario García Menocal. Pero su primera presentación pública en Cuba la realizará en 1915 en la Sala Espadero[ix] de la calle Galiano, donde toca una mazurca de François Gevaert[x].

En 1916 la revista literaria Labor Nueva, medio de prensa creado y dirigido por un grupo de negros cubanos, menciona a Zoila como alguien que prestigia a la comunidad negra y que también representa a la revista. En el número 10 de esa publicación aparece una reseña con el resultado de los exámenes de Zoila en el Conservatorio Hubert de Blanck como maestra de teoría y solfeo, y al año siguiente como pianista.

 

Club Atenas de la Unión Fraternal Gálvez comienza a cantar en eventos en los salones del Club Atenas de la Unión Fraternal[xi]. Este club era una asociación de cultura, recreo e instrucción instituida el 5 de febrero de 1917 en La Habana por un grupo de casi 70 negros y mestizos cubanos que poseían un nivel de escolaridad medio o superior, y que aspiraban a contribuir al mejoramiento cultural del pueblo cubano. El Club Atenas había declarado al patriota Juan Gualberto Gómez Presidente de Honor. Gómez era político, periodista, defensor de la independencia de Cuba y gran amigo de José Martí, y en 1919 llegaría a senador.

 

Italia la espera En Cuba por entonces se está produciendo una verdadera revolución con la fiebre del son y el crecimiento del aporte negro a la cultura de la nación. También la llegada de la radio representa un avance tecnológico sin precedentes. Zoila termina el tercer año de bachillerato estudiando psicología y estética de la música, y también matricula cursos de armonía y pedagogía musical en la sección de Bellas Artes del Ateneo de La Habana. Los esposos Tina Farelli y Arturo Bovi, directores de la Academia Filarmónica de la Habana, instan a Zoila a que estudie en la cuna del canto: Italia, y para allá se va gracias a las gestiones del empresario italiano Adolfo Bracale. En ese viaje, que se extiende por casi un año, la acompaña su madre. A su regreso a Cuba sus éxitos son festejados por instituciones, familiares y amigos. El Ayuntamiento de La Habana la nombra Hija Adoptiva de la ciudad. También el 12 de diciembre es proclamada Hija Predilecta en su natal Guanajay, y recibe el tributo del Club Atenas y la Unión Fraternal.

Sociedad Pro-Arte Musical. ‘Por la Patria y por el Arte; esa es nuestra divisa’, afirmaba en 1929 María Teresa García Montes de Giberga, fundadora y directora de la asociación. Pro-Arte Musical que se estableció el 2 de diciembre de 1918, fundada por y para mujeres cubanas y europeas para que con su talento dinamizarían la cultura, trayendo al público cubano eventos de calidad y convirtiendo a La Habana en una plaza cultural de primer orden. Zoila Gálvez se convierte en fervorosa socia de Pro-Arte Musical, y también participa con varias actuaciones en el Teatro Auditórium de esta institución. 

En 1922 ofrece Gálvez su primer gran concierto en el Teatro Nacional de La Habana acompañada por la orquesta de Gonzalo Roig[xii] y el pianista Michael Borochowsky.  En septiembre el Diario de la Marina la entrevista y es probablemente la primera vez que una artista afrocubana es entrevistada en este medio. Sus logros, imagen y su perseverancia en lograr lo que quiere ser la convertirán, no solo en una de las grandes voces del canto lírico en Cuba, sino también en un referente en la reivindicación de los derechos y el rol de los afrocubanos en la música, la cultura y la sociedad.

Estudios en Paris y Madrid El 5 de enero de 1925 viaja a París y canta en la prestigiosa Sala Pleyel para luego ir a Madrid para recibir orientaciones del maestro Simonetti. De vuelta a La Habana, actúa en 1926 como solista de la Orquesta Sinfónica dirigida por el maestro Gonzalo Roig. Esta orquesta había sido establecida el 2 de septiembre de 1922 por iniciativa de Roig y del gran músico cubano Ernesto Lecuona. También en 1926 inicia Zoila su labor docente y en 1939 se establece como instructora en el Conservatorio Municipal de La Habana (hoy Amadeo Roldán), tarea que mantuvo hasta su jubilación.

Cuando en 1926 el Dr. Fernando Ortiz funda la Institución Hispano-cubana de Cultura, Zoila se vincula a ella participando en actividades musicales que auspicia la institución. Ortiz admira mucho a la diva a la que llamó ‘La Marian Anderson de Cuba’[xiii] por su talento que la igualaba con la gran soprano afroamericana. Desde entonces Zoila Gálvez y Enrique Andreu, redactor de la revista semestral de la Sociedad de Estudios Afrocubanos, acompañarán a Fernando Ortiz en varios de sus proyectos, y compartirán estudios y eventos.

Éxitos en Nueva York y en Cuba En 1927 Zoila se embarca para Nueva York donde trabaja como primera soprano de la compañía Miller and Lyles, con la que recorre la mayoría de los estados norteamericanos. Desintegrada esta compañía, pasa Zoila a formar parte de la Ran-Tang Company[xiv] de comedias musicales y revistas que hizo su estreno el 12 de julio de 1927 en el Royal Theater de Broadway, y que llegó a ofrecer 119 espectáculos. En ese viaje Zoila ofreció también un concierto en la Grace Congregational Church de Harlem.

A pesar de la discriminación racial y demás obstáculos que le impedían progresar en Cuba, continua sus actuaciones como la del 4 de agosto de 1929, en el Club Atenas de la que El Diario de la Marina publica la noticia:

“Zoila Gálvez es hoy una artista nuestra por ser negra; y de nuestros paisanos blancos por ser cubana. Si gana fama mundial será también de la América, y los europeos la verán como suya en la gloria universal del arte. El domingo 4 de agosto cada negro se verá representado en el prestigio artístico de Zoila. Ella será nuestra embajadora, porque así la estimarán nuestros paisanos blancos”.[xv]

En marzo de 1930 participa en un homenaje al poeta Plácido (Gabriel de la Concepción Valdés 1809-1844) en Unión de Reyes, Matanzas, con el maestro Gonzalo Roig en la dirección musical. En ese acto la acompaña el periodista Juan Gualberto Gómez, (1852 - 1933), y en esa oportunidad Fernando Ortiz califica la voz de Zoila Gálvez de «auténtica y suprema». Ese mismo año los Rotarios la invitan a cantar acompañada por la orquesta Cervantes, y también canta en la inauguración y clausura de la exposición del conocido escultor afrocubano, Teodoro Ramos Blanco[xvi] en el Club Atenas y en el Círculo de Bellas Artes.

El 11 de septiembre de 1930, acompañada por la orquesta de Gonzalo Roig, canta en el Teatro Nacional[xvii] nada menos que junto a Rita Montaner, Miguel de Grandy, María Cervantes y otros en el concierto benéfico a favor de los damnificados del huracán que había azotado República Dominicana ese año. En esos años se la oye también en los teatros Payret, el teatro Principal de Camagüey, el Principal de la Comedia, el teatro Auditórium, y en el Anfiteatro de La Habana. En estos conciertos estaría acompañada por el famoso pianista Bola de Nieve, el flautista Roberto Ondina, y el inmenso músico Ernesto Lecuona.

Pero el amor toca a su puerta, y el 4 de noviembre de 1931 se casa con Enrique Andreu Larrinaga, intelectual, poeta, escritor y periodista y colaborador del maestro Roig. Zoila acompaña con sus interpretaciones varias conferencias que hace su esposo en instituciones culturales acerca de la música de origen africano en América. También, algunas observaciones y datos aportados por Zoila Gálvez aparecerán en el libro La africanía de la música folklórica de Cuba, del Dr. Fernando Ortiz.

Más viajes En la década de 1930, Gálvez viaja a Milán para cursar estudios de perfeccionamiento vocal bajo la guía del director de orquesta, compositor y pianista Giacomo Marino, uno de los más reputados profesores de esa ciudad italiana. Marino la lleva a inscribirse en la agencia de contrataciones artísticas Canella que le propicia efectuar su primera presentación pública en la sala de conciertos del Conservatorio de Milán. Más tarde se encamina a Roma donde hace un curso en el Conservatorio Santa Cecilia y canta en varios teatros de Italia. Luego sigue a Francia para asistir a un cursillo en el Conservatorio de París, y en Barcelona hace un curso de perfeccionamiento de repertorio con el destacado tenor catalán Francisco Viñas.

De regreso en Cuba, la vemos en el Teatro Principal de la Comedia[xviii] en 1932 en un evento benéfico patrocinado por el Sindicato de Autores Cubanos en favor de los niños del Asilo San José de la Casa de Beneficencia de Santiago de Cuba, y en el que participan la Orquesta Yumurí de Jorge Anckermann, el conjunto de Rosendo Ruiz, el compositor Sindo Garay, el Trio Matamoros, Jorge Mauri y sus Trovadores Líricos de Cuba, el tenor Emilio Medrano, Regino López y otros.[xix]

El Teatro Payret inicia su temporada el 1 de mayo de 1932 con Zoila Gálvez en la que interpreta la “Gilda” de Rigoletto junto a Augusto Ordóñez y Panchito Naya. También inaugura la nueva emisora de radio CMCY, y canta con el Cuarteto Machín y el Sexteto Anacaona. El 23 de ese mes figura junto al Trío Matamoros en un cartel artístico en la inauguración de la Cadena de Estaciones de Radio de Cuba.[xx] Aparece en la radio acompañada por Ernesto Lecuona y la Orquesta de La Habana en el programa La Hora Múltiple en 1935 y en 1936, y con cantantes como Hortensia Coalla, Constantino Lope, Esther Borja y Rita Montaner. También en esos años canta en el Teatro Martí y al fundarse la compañía de Ópera Nacional en 1938, Zoila integra el elenco. 

El Carnegie Hall la espera Viaja a Nueva York donde realiza significativos recitales en las salas neoyorquinas: en el Town Hall el 30 de diciembre de 1951, y también en el prestigioso Carnegie Hall el 26 de abril de1953, donde es aclamada en un formidable recital. Con motivo del centenario del natalicio de José Martí, se presenta en la embajada de Cuba en México, el 27 de enero de 1953.

A finales de la década de 1940 y comienzos de la de 1950 toma parte en varias funciones de ópera con otras cantantes cubanas como Chalía Herrera y Zoraida Morales. Viaja al Oriente cubano en 1942 en donde hace historia, como dice el periódico “Hoy” de La Habana: “Zoila Gálvez ha vuelto de Oriente triunfadora y satisfecha.  Nuestro periódico la saluda y felicita por el interesante, efectivo y valioso trabajo orgánico y artístico que ha realizado”[xxi].  

Premios y Reconocimientos Entre los más importantes reconocimientos que le fueron otorgados a Zoila por su meritoria trayectoria profesional figuraron: el Diploma de Honor de la Asociación de Artistas Romanos, Hija Adoptiva de la ciudad de La Habana, Socia Titular de la Sociedad de Estudios Afrocubanos, Socia Honoraria de la Asociación de Cultura de Costa Rica, Orden Nacional del Mérito Carlos Manuel de Céspedes (con el grado de dama), Orden Nacional del Mérito Mambí, Diploma del Conservatorio Municipal de La Habana por más de cuatro décadas de labor pedagógica y Distinción por la Cultura Nacional. Su último concierto lo ofreció el 12 de octubre de 1966 en la sala-teatro del Palacio de Bellas Artes.

Su legado Después de más de 65 años de exitosa carrera musical, Zoila Gálvez fallece en La Habana, el 26 de noviembre de 1985. En el “Diccionario de Mujeres Notables en la Música Cubana”[xxii] de Alicia Valdés, la autora afirma que Gálvez es “una de las cantantes de ópera más relevantes de nuestro tiempo”. Y añade: “Su voz trasciende las fronteras y se eleva universalmente, cuando hacerlo era un verdadero logro, ya que no había condiciones sociales para las mujeres negras". Un periodista del periódico El Diario de Canarias también afirmó: “[A Zoila] la persiguieron tres handicaps: dedicarse al nada popular bel canto, el ser mujer, y ser negra”. 

Zoila Gálvez Pérez tenía “voz extensa, ágil, de volumen poco común en su tesitura, apasionada y rica en matices, nos dice el periodista Ciro Bianchi. “La crítica especializada internacional ubica a Zoila Gálvez junto a los más famosos artistas de su cuerda”[xxiii] termina diciendo Bianchi.

Hoy, cuando se cumplen 40 años de su fallecimiento, la hemos rescatado del olvido para que se conozca su gran talento y su contribución a la cultura cubana de la que nos queda su historial profesional, sus éxitos en Cuba y en el extranjero, y el magisterio que desempeñó en la isla por más de cuarenta años.  

Zoila Gálvez es una de las grandes glorias de nuestra herencia musical.

 

NOTAS

[i] Don Galaor: “Zoila Gálvez”, Revista Bohemia, 13 septiembre 1931

[ii] Mao Dean, La historia de Cuba hasta el 1959, en Facebook.

[iii] El Teatro Tacón abrió sus puertas en 1838 con una capacidad para 2750 espectadores.  Construido por el catalán Pancho Martí, este bautizó al teatro con el nombre del Gobernador Miguel Tacón y Rosique.

[iv] Hay otra ópera "La hija de Jefté" de Ruperto Chapí, una zarzuela lírica española compuesta entre 1874 y 1875 en Roma.

[v] Mercedes Santa Cruz condesa de Merlín, La Habana, prólogo de Amalia E Bacardí y Pedro Laín Entralgo, Madrid, 1981.

[vi] Guanajay fue una de las primeras poblaciones del occidente cubano, fundado en 1650 y llegó a ser una de las villas más prosperas de la región de Vueltabajo. En 1879, al fundarse la provincia de Pinar del Río era el núcleo urbano de mayor importancia económica y poblacional.

[vii] “Zoila Gálvez: La realidad y el recuerdo”, clip de prensa sin identificar conservado en los archivos del Museo Nacional de Música de Cuba.

[viii] Hubert de Blanck, Hubertus Christian de Blanck Valet, llegó a Cuba cuando era ya un connotado músico. Nació en Utrecht, en los Países Bajos, el 14 de junio de 1856.  Tuvo una larga carrera musical en Cuba fundando el Conservatorio de Música.

[ix] La Sala Espadero, en la calle Galiano, se realizaron los primeros recitales de Pro-Arte Musical.  Pero al resultar insuficiente, las presentaciones comenzaron en los teatros Nacional y Payret, hasta que se impuso la necesidad de poseer un local propio.  Así se empezó a levantar el Teatro Auditórium el 6 de agosto de 1927.

[x] Tomado del Directorio de la Música Cubana, https://directoriomusicacubana.com/

[xi] Entre los fundadores estuvieron dos abogados, tres ingenieros, siete comerciantes, dos arquitectos, un médico, diecisiete empleados públicos, cinco profesores de música, el coronel del Ejército Libertador José Gálvez, padre de la cantante Zoila Gálvez, Lino D’Ou, Leoncio Morúa Delgado y Martín Morúa Delgado.

[xii] Gonzalo Roig Lobo (La Habana, 20 de julio de 1890 - 13 de junio de 1970), renombrado músico cubano, compositor, director musical y fundador de varias orquestas. Pionero del movimiento sinfónico en Cuba y uno de los principales compositores que redefinió la zarzuela cubana.

[xiii] Marian Anderson (1897, Filadelfia, EE. UU. —Oregón,1993) fue una famosa contralto negra americana.

[xiii] Yoslainy Pérez Derrick, “Afro-Cuban Women in Opera: Stories, Coincidences and Realities,” Revista Islas 23.

[xiv] Ran-Tang, una de las más exitosas revistas musicales de negros de finales de la década de 1920.

[xv] Gustavo Urrutia, Diario de la Marina, 1929, p. 8

[xvi] Teodoro Ramos Blanco (1902–1972) escultor y educador afrocubano. Trabajó la madera, el bronce, el mármol y la piedra. En los años 1930 y 1940 fue el más famoso escultor negro de Cuba.

[xvii] “Gran función de caridad”, Diario de la Marina, 11 septiembre de 1930, p. 11

[xviii] El Teatro Principal de la Comedia de La Habana se inauguró el 29 de octubre de 1921 donde se encontraba el antiguo teatro Heredia en la calle Ánimas entre Prado y Zulueta.  Adquirió significación al permanecer en funcionamiento hasta 1956, cuando fue derrumbado.

[xix] Habaneras. “Función de Caridad”, Diario de la Marina, 18 febrero 1932, p. 5.

[xx] Leonardo Depestre Catony, “Zoila Gálvez, la soprano cubana de toda una época”, Bohemia, Marzo 10, 2017.

[xxi] Periódico Hoy, La Habana, 20 septiembre, 1942.

[xxii] Alicia Valdés Cantero, Diccionario de Mujeres Notables en la Música Cubana, Editorial Oriente, 2024.

[xxiii] Ciro Bianchi, periódico Juventud Rebelde, septiembre 2017.

 

Anuncio de la puesta en escena de La Hija del Sol por Zoila Gálvez en el Teatro Martí de La Habana en 1935

Zoila Gálvez en 1946. Foto de Internet

Zoila con su mamá en 1942 en La Habana.

 

Litografía de Federico Mialhe que muestra el Teatro Principal, conocido como Teatro Coliseo edificado en 1775, y que fue el primer teatro de Cuba y de América.

Pro-Arte Musical (1918-1967) situado en las calles Calzada y D en el Vedado, La Habana (hoy Amadeo Roldán)

Club Atenas c 1925. Calle Zulueta en La Habana. Confiscado por el gobierno comunista en 1961, fue luego una guardería. Foto Internet.

Teatro Principal de La Comedia en 1921, situado en la calle Ánimas en La Habana, y demolido en 1956. Foto Internet.

Teatro Martí, La Habana c. 1898


Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora e investigadora que reside en los Estados Unidos desde que se exilió en 1961. Tiene a su haber varias obras importantes, entre ellas: Apuntes desde el Destierro (1989); Cuba: historia de la educación católica (1997); Con la estrella y la cruz (2003); Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, vols. 1 (Guerra del 68, 2014) y vol. 2 (Guerra del 95, 2018), y La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (2022).

Ha tomado parte en numerosos programas de radio y TV; impartido conferencias y participado en congresos del Cuban Research Institute de FIU y del Cuban Cultural Center of New York.  Desde 1985 sus trabajos han aparecido en periódicos, revistas y publicaciones electrónicas.

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