Loa al espesor del tiempo y otros poemas
JUANA ROSA PITA
Mark Rothko. Untitled (1944)
Loa al espesor del tiempo
 En la leyenda se hace comprensible
 el hombre bajo el telescopio
 transido por la vida del espíritu.
 Pero su realidad se esfuma si no enlaza
 la libertad al destino.
 Por descuidar el espesor del tiempo,
 extravía su contraseña eterna,
 la avidez de presente lo confunde:
 pierde el pasado, olvida su futuro,
 se resigna a mortal inmemorable.
*
 Liberadora de cronómetros,
 la orfandad abrazada a la belleza
 da a luz las maravillas
 acrisoladas a través del tiempo.
 Nace entera Venecia cada instante
 a mil seiscientos años de fundada.
Semblanza en el pico de un halcón
 Lo bello de las cosas nació antes de los ojos,
 notó Robinson (Jeffers, no Crusoe)
 desde su espléndida de vista
 y por demás humilde casa
 alzada piedra a piedra por sus manos.
 De nacer (y morir) su mes fue enero.
 
 Supo vivir el tiempo en libertad:
 amar y crear cumplidos.
 De la torre de piedras cada día
 se asoma airosa Una a un Rothko vivo:
 apoteosis de luz y de color
 mientras él le da muerte a la muerte.
 
 Llegado el día conoció la honda
 humanidad del propio “inhumanismo”
 y susurró a su padre que se le iba:
 Cristo le falló al mundo; a ti no.
 Siendo Jesús el desafío al mal
 habrá entendido que es la cosa justa.
 
 Fue de alto vuelo la iluminación.
Tiempo antaño
 Mi desagrado por los inventarios,
 incluidos los del admirable Borges,
 me impide enumerar
 cachivaches o guerras de un ancestro,
 los sinsabores o silencios arduos.
 Prefiero degustar evocaciones
 aún vibrantes de mi tiempo antaño:
 la malanga con mantequilla,
 el manjar elegido de mi infancia
 junto al mango manzano; inalterable
 la primera caricia frente al mar
 azulando una noche bajo estrellas.
 
 Desmesurado paladar del alma,
 es más agudo y fiel 
 que el de los cuerpos: no permite
 degradarse a lo que nos da empuje
 de júbilo –contra esperanzas vanas–
 encaminados hacia el reino.
Verdades como cúpulas
Amar es oponerse a lo que quiebra
como Cristo es la antítesis del mundo.
¿No quieres asumirlo?
Te perderá el amor para su reino.                                                                              Sólo vive quien sabe y le importa
liberar de las sombras carne y alma.
                         *
Fragilidad humilde de quien ama                                                                                               frente a la mísera potencia                                                                                          de la guerra y la muerte, de la historia                                                                            y el placer que desdeña                                                                                                al amor que prescinde de su garra,                                                                            para sorpresa de quienes no entienden.
Conjunción de miradas
 Siendo un poeta místico 
 San Juan de la Cruz tiene plaza y fuente.
 Me salpicó un poema en Madrid,
 extraviado después o incorporado
 a mi fuente del patio de La Habana
 por dos tocayos suyos: el Bautista
 festejado con fuegos y fogatas
 la víspera de su onomástico,
 y, para colmo, el Evangelista
 compañero de viaje luminoso
 en medio del camino de la vida.
 Todos ellos reunidos en la fuente
 de alegres surtidores, en memoria
 con mi Johnny fugaz de adolescencia
 y ahora con mi confidente homónimo,
 ausente de Madrid y de La Habana
 en aguas saltarinas trascendiendo,
 de refilón nos contemplamos.
 (Cinco poemas de “Paisaje fuente”, en proceso)             
Juana Rosa Pita nació en La Habana el 8 de diciembre de 1939. En 1961 salió de Cuba y desde entonces ha vivido en Washington donde, tras obtener el Primer Premio de Poesía para Hispanoamérica del Instituto de Cultura Hispánica de Málaga (1975), cofundó Ediciones Solar –“editorial itinerante”, en palabras de Octavio Paz–, publicó Pan de sol (1976) y se doctoró en Literaturas Hispánicas; luego en Miami, Madrid, New Orleans (profesora invitada en la Universidad de Tulane) y Boston, donde reside desde 2005. 
 Ampliamente estudiada, antologada y traducida a seis lenguas, ha publicado treinta y tres títulos, entre ellos: Viajes de Penélope (1980), traducido y presentado en Italia, I viaggi di Penélope  (Campanotto, 2007); Plaza sitiada (Libro Libre, 1987), Una estación en tren (Iberian Studies Institute, Coral Gables,1994), Premio Letras de Oro de Poesía – 1992-93; Infancia del Pan nuestro (1995); Tela de concierto (1999); Pensamiento del tiempo (2005); Se desata el milagro / Si scatena il miracolo (2016); e Imaginando la verdad (2019), que inauguró en Madrid las Ediciones Deslinde, seguido por La gracia en el tiempo / La grazia nel tempo (2021).
 Por el conjunto de su obra poética ha recibido en Italia dos premios internacionales: el «VIII Ultimo Novecento de Pisa» (1985) por la sección “Poetas en el mundo”, y el Alghero - «La cultura por la paz» (1987). Su Antología poética (1975-2018), con selección y prólogo de Alexander Pérez-Heredia, aparece en la Serie Biblioteca Cubana de la Editorial Verbum (Madrid, 2019).
           


 
             
             
             
            