Fragmento de “Donde crece el vacío”

ERNESTO OLIVERA CASTRO

Los fosos que le faltaron a Dante

Cada cual vive su propio Infierno, decía Asunta la loca, esta flaca de collares y anillos de fantasía en su cuarto con la pared llena de afiches de París, Praga, Brujas, como un sueño inventado para muchos. Asunta era haitiana y recitaba Alcools de Apollinaire en francés en las peñas literarias del pueblo ultramarino de Regla. No eran como la tertulia de Nicolás Azcarate o Domingo del Monte, pero sí de un duende lorquiano. La negra me tomó de la mano y dijo, Dante tuvo su propio infierno y tú tendrás el tuyo. Los tambores batá no dejaron de sonar, y soltándome siguió bailando encorvada. Esa noche Asunta disertó sobre el fricassé de pollo que proviene de Nantes, y que luego adoptó la Isla. Ella se reía, y con cierto ademán rechazaba el ron casero. Muy conveniente que fuera loca.

Diez años después en el bar de Orense ni me acordaba de Asunta. Con dolor de cabeza de tanto leer las cartas amontonadas en la mesa. Bar Temple II parecía una selva. Con sus cabezas trofeos (imitaciones) de la Tribu Sombras del Sol.

“Después que uno vive veinte desengaños, Que importa uno más, Después que conozcas la acción de la vida no debes llorar, Hay que darse cuenta que todo es mentira, Que nada es verdad, Hay que vivir el momento feliz, Hay que gozar lo que puedas gozar, Porque sacando la cuenta en total, La vida es un sueño y todo se va, La realidad es nacer y morir, Por qué llenarnos de tanta ansiedad, Todo no es más que un eterno sufrir, El mundo está hecho sin felicidad”

Fue antes de morir Rigo, caí dormido como piedra en la mesa del bar, hasta que un viejo con aires paganos exclamó a mi lado ¡Bórrenme del Canto Secondo, el papel aguanta todo lo que le pongan!

En la Comedia Beatrice ruega por Dante, pero Portinari nunca le hizo caso en vida, y «tal amada» ante Santa Lucía (que vela por los ojos enfermos del poeta) nos confunde, porque Beatrice funciona más como catarsis que ficción. Dante es alegórico, su polisemia lo deja claro en la carta a su amigo Scala y en muchos elementos míticos, y tiene a la mayoría de sus contemporáneos como parte de su purga teológica, y parece necesitar de la sabiduría virgiliana para absolver su Mea culpa, llamémosle in ficción (prefijo latín de algo hacia adentro y ser privativo a su vez) que incomoda a Virgilio en este poema suceso de catorce mil doscientos treinta y tres versos, pero ¿Qué esconde Beatrice? Sin duda, detrás de tal alegoría prevalece la justicia o venganza (cualquier desterrado sufre eso), sin olvidar que la estructura poética de la Comedia no tiene paragón en el Medioevo, ni en la historia.

También es cierto que Dante en el Canto Segundo, inmolado ante el amor como cualquier amante se olvida de todo, trata de salvar lo insalvable, y le pide resistencia a su Virgilio <<Guarda la mia virtú s’ell’é possente>> sabe que tal empresa es una aventura, porque hay una Beatrice y/o un nuevo orden moral esperando en el paraíso <<Dell’altre no, ché non son paurose>> y así encuentra finalmente la catarsis para enfrentar la encumbrada vía. Dante se envía por él mismo, la metáfora simbólica le funciona, y sin embargo el resto de sus personajes reales son juzgados sin piedad ni ficción. Por su puño y letra.

Y si Beatrice no es Beatrice ¿Quién está detrás del telón? la iglesia, la secta secreta, el ideal sacro, o una Beatrice directriz entre güelfos y gibelinos, la feminidad del Medioevo que intenta romper la inmutable vida medieval ¿A qué se enfrenta Dante? Acaso una joven mártir no es mejor que una Beatrice muerta, significando una Nueva reforma teológica entre recursos literarios y divinos. La paradoja Dante. Entonces para su rescate incorpora una joven piadosa como Gracia Divina. Médium entre iglesia y estado. Summa de Beatrice, pero sin duda una Beatrice amada.

¿Cuántas Beatrice confluyen? Al nacer Dante había muerto la joven Beatriz de Suabia que se casó con Otón IV, el enemigo político de su padre el rey Felipe, herido de muerte en el cuello mientras descansaba de las bodas de su sobrina Beatriz de Otón de Meran, hija de Otón de Borgoña. El asesino Otón de Wittelsbach había pedido desposar a Beatriz la hija del rey Felipe, pero ésta debió casarse por acuerdos de paz con el sobrino del Papa Inocencio III. De la vida y muerte de la emperatriz adolescente (de madre bizantina que revivió la casa de Staufen, subordinada a los welfos después de morir el rey Felipe en Bamberg en 1208) se sabe poco, obligada a reconciliar a welfos y gibelinos nunca pudo amar a Otón IV. A pesar de sus trece años, castillos, principados, arzobispos y el audaz Inocencio dependieron de ella, su muerte fue un cambio histórico.

Antes de que sucedieran estas cosas, Beatriz, hija de Federico II de Alta Lorena, viuda del marqués Bonifacio de Tuscia formaba alianza con el pontificado para ser una fuerza poderosa en la Alta Italia al casarse con Godofredo el Bucklingen de Lorena, quien sufría de insomnio y acoso sexual por un hada, explicando su desaliento por esta Beatriz que nunca fue feliz, acosada a su vez por la iglesia para mantener la alianza, luego de quedar prisionera junto a su hija Matilde, sin saber que sería la gran condesa de la Alta Italia, y que al morirse, cientos de hombres morirían por sus bienes, desde Barbarroja casado con Beatriz la hija del Conde palatino Reinaldo de Borgoña (ésta Beatriz tuvo tantos hijos, incluso un rey llamado Enrique, matando las aspiraciones de los parientes por conseguir la corona) hasta llegar tales bienes de Tuscia al joven rey Felipe, de cabellos rubios, y padre de Beatriz de Otón IV.

Hubo Beatriz de Este y esposa de Matías Corvino. Y por el año 1266 hubo otra Beatriz como un sable corto de abordajes, inspiración para Dante (quien fue un león en la guerra campal de Campaldino) Beatriz de Anjou, esposa del rey Carlos Anjou. Beatriz de Anjou nunca resolvió los problemas maritales, pero su decisión de estar a su lado fue la causa histórica para terminar con Manfredo (rey de Sicilia que perdió frente a la caballería francesa de Carlos en la llanura Oeste de Benevento. De la familia de Manfredo sobrevivió su hija Beatriz) La Anjou dejó en Carlos una suerte de fuerza espiritual y también en Dante, incluso, Carlos casi derrotado por Conradino supo guardar la serenidad en su emboscada, y con menos hombres vencer nuevamente, para luego ejecutar al último de los Staufen que tenía prisionero mientras jugaba ajedrez. El papa Clemente IV antes de morir se arrepintió de haberle dado tanto poder al hombre de Beatriz de Anjou.

Hay mucho que decir sobre Beatrice y Dante, antes y después hubo Beatriz, alianzas y desamores para emborrachar la sabiduría del poeta ¡Nunca otro Dante!

Portinari la hija de Folco Nunca dejó de ser una niña, como asegura su esposo Simón di Geri, pero se presume como la anti- heroína contra lo inmóvil y figural del Medioevo, además esta fisura del poema sacro esconde la batalla de fe contra razón (parteaguas de Aristóteles y que Bollstadt no pudo reconciliar).

Dante pudo contener tan alto el idilio del amor ante la indiferencia de Beatrice. Ángel o iglesia católica como advierte G. Oncken en 1918, o fue simple penitencia por sus dos años de pecadillos junto a su cuñado Corso Donati por los antros medievales (Selva Obscura) o simbolice la secta secreta contra la iglesia, donde perteneció el último de los Staufen. Ah, Dante ¿Tan frigio fue su corazón como su gorro de libre pensador? Sin duda es una Beatrice dantesca y una finalidad más sublime, superior.

¿Vergüenza o venganza en el amor propio? El conocimiento de causa del amor temporal no es para las almas ciegas, me dijo Virgilio en la mesa del bar ¿Me dijeron que tienes habanos? sonrió el Maestro. Al fondo del bar había una entrada al infierno. Hacia abajo. Todo está en la tierra, lo que escuchéis será polvo y difamación en las calles. Puedo guiarte a cambio de los tabacos. El nitrato nos mantiene vivo. Tres Partagás aguardaban en mi jeans. Entonces tres fosos, negoció el Maestro, y una conversación con Tisífona. Me iba a deshacer del mejor tabaco del mundo, de Vueltabajo, de San Juan y Martínez, o del Kilómetro 13 de la carretera a Viñales, el tabaco de Aguas Claras cultivado por Merzo y Pedro, donde cultivan los holandeses, a cambio de los fosos que le faltaron a Dante, un viaje virgiliano. Del mejor tours infernal.

La teología dantesca más que local es parcial, sacro inferno vigente en la naturaleza humana ¿Justicia divina o Divina justicia? Íbamos camino a la segunda polémica virgiliana. El Maestro prendió el primer habano, y de sólo masticar y jalar el humo sin tragárselo me dijo, Aquí ni hables sin sentir, Entiéndete mejor para creer después. No había vestíbulo ni batelero. Nadie era perseguido por avispas.

Sin prejuicio preámbulo prematuro. El principio es verbo en acción. Conócete a ti mismo/o Engáñate a ti mismo. Cada cual tiene su propio infierno según su dolor, debió saberlo Dante.

Teníamos siete horas en vez de siete días como en la Comedia. Dante hizo su infierno personal ¿y Eneas? pregunté al Maestro, Tu Eneida es la continuación de una cultura mitológica, homérica tal vez, le dije además, je, y guarde silencio. Ejecutar símbolos sobre símbolos, eso es el hombre, se refirió Virgilio para resolver la polémica. Infierno sobre Infierno. El origen que entendemos es la épica por la épica (Imitación a la vida) no hay otra discusión. Y alcanzamos un puente dantesco ¡He aquí a los argonautas entre las aguas del Bósforo! Su difícil regreso según Apolonio se explica con las rutas marítimas de los griegos del Quinto antes de Cristo. Como el vellocino de oro. Carnero y alado es el amor. Y seguimos avanzando hasta el puente inverosímil de Lemurias, Eso es Manú, dispersión del Cosmos, dijo el Maestro, había poco espacio entre las paredes difuminadas por la luz y la sombra que dominaban las distancias. Ni caso nos hizo un mapache cultural duranguensis que masticaba azufre, descontinuado al parecer porque andaba suelto. Hemos llegado, dijo el Maestro. Este foso no tenía puerta, eran Los Olvidadizos, los que niegan de frente a tu cara lo que una vez te juraron, muy diferente al contrafoso de los Olvidantes, por renunciar al apego de la vida personal que frena la vida emocional. ¿Era esto un pecado?, de tanto insistir concluí que la permanencia de los Olvidantes era por propia voluntad, donde podían resguardar esa bondad intrínseca que aún no ha sido corrompida por la sociedad, por decirlo así, como decía Tzara. Su paradoja pudiera verse en que tal rebelión fuese pecado eligiendo el infierno por paraíso. Más no para mí.

Todos carecían de rostro, exudando un aire ligero, acercárseles era peligroso porque muchos de los rasgos de personalidad se adquieren por falta de previsión. Niegan la imagen y semejanza despellejándosele la cara por la ira de los dioses, aún así, los Olvidantes poseían la sentencia lapidaria:

El pecado, la culpa y el castigo tienen su contrapeso en la pasión con que defiendas el amor. La crueldad de un gobierno radica en ser arbitrario. Bienaventurados los que tengan una segunda oportunidad sobre la tierra porque hay hombres que ni suplicando la tendrán. La vida es más irónica que corta. No hay esperanza ni luz mientras no seamos lo que somos…Susurraban al oído ¿Y por qué juzgar al papa Celestino V? pregunté. Era un imposible medieval. Renuncia no es lo mismo que arrepentimiento ¿Dante renuncia o se arrepiente? Mejor su retiro en Abruzzos. Fue la sentencia que no olvidaría. La historia se repite con Neruda en Isla Negra, los Pens Club, y docenas de poetas exilados ¿Cuál es la solución? Paraíso y Purgatorio salía sobrando para mí.

Dos criaturas combaten. El filo del Sacro Imperio Romano Germánico contra el báculo y el anillo del Solio Pontificio. Lucha que retumba por todas partes y para menguar el aburrimiento intercambian sus armas: Cruz y Espada, sin saber quién es welfo y quién gibelino. Así es este foso. Tal vez, nunca sabremos quienes somos. Alguien escribe al fondo sin quitar la vista del papel, a su alrededor hay cuatro mujeres, la mayor de edad espera lo que no tuvo en vida ¿Madonna Gabriella? su cabeza recostada al poeta parece buscar el amor filial, y un cuenco vacío en sus manos sobre las piernas parece el destino trágico del desamor, pero son especulaciones. La estática medieval ha pasado y los fosos se mueven, y las almas también. A espaldas del poeta ¿Angiola Giovanissima? esquiva a los demás con cierta vergüenza peligrosa. Una tercera mujer nos mira con aire pecaminoso ¿Monna Vanna o Monna Lagia? disimulando el morbo como mosquita muerta, y la última de ellas, pero primera en la vida marital ¿Gemma Donati? descubre su vientre inflamado por cuatro hijos, además de encaminarlo en política y amar en la tierra como nadie amó a un poeta. Beatrice no estaba, que al morir joven se ha salvado de los demonios de la lengua en nuestra tierra del Sí. La egolatría es una epidemia ¿No haber amado fue su pecado más grande? pongámosle nombre al foso.

Faltaba el foso de La Soberbia Razón, entonces me pregunté si el espacio en el segundo círculo de la Comedia justifica la ausencia de su cuñado Corso Donati y el resto de los descarriados con Dante ¿Por qué no incluirlos a todos junto a Francesca? Dante mismo tuvo dos años de pecadillos junto con su cuñado ¿Abstinencia sexual simulan las abadías del Medioevo? ¿Minos celador de los pecados? Minos que hizo brotar la violencia del amor, eyaculaba serpientes y escorpiones ante el conjuro de su Pasifae (que vestida de vaca agonizaba ante la dolorosa y dulce posesión del Toro blanco). Otra fórmula moral no pudiera ser más eficaz, sino el rey Minos para juzgar la fatal incontinencia. No es fácil aceptar que somos parte de un fetiche, olvidamos a Tomás de Aquino y seguimos sin entender a Pascal (el corazón tiene razones que la Razón desconoce). Alarma silenciosa. No hay razón sin sentido común y olfato del límite. El foso de la Soberbia Razón parecía tener de esclavos a los bravos monjes pujando en la carísima Ópera de Carmina Burana. Quizás la disidencia muerta merece el irónico aplauso, quizás la ignorancia del palco. Antes de salirnos el foso nos advierte. Un pueblo no puede ser inmortal si gobierna la incertidumbre. Y continuamos hacia la Dite oscura, al territorio de las tres furias. La niebla es por dentro, dijo el Maestro. Sentí pisar terreno de Tisífona, sus gotas de sangre dejaron el rastro en el aire. Ella vuela con sus pechos lacerados y firmes. Pregunté sin mirarle a los ojos del llanto eterno ¿Quiero vivir lo que veo en sueños? No podrías arrancarlo de tu memoria, por eso puedes olvidarlos, fue la respuesta de Tisífona, y continuó diciéndome en el aire, El dolor proviene del error propio, Vano será en tierra de vanidades, Para tal infierno, tales ojos, No cambies una palabra por otra con la que no puedas vivir después ¡Ah! y se cauto con la crítica literaria, esta desaparece cuando empieza la especulación, Haz lo que estas pensando antes que el cuerpo te falle.

Se hizo madrugada en medio de los pantanos. Regresé en hombros del Maestro, que se había fumado los habanos cuando abrí los ojos en Temple bar II ¿Tengo más puros para las tres bocas de Lucifer? quise tentar, Tal parece que Dios quiere y no puede o puede y no quiere, dijo el inmortal Epicuro que venía por Virgilio.   


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Ernesto Olivera Castro (Guanabacoa, La Habana, 1962). Ingeniero Forestal. Diseñador de Jardines. Poeta. Escritor. Promotor cultural y editor de Los cínicos editorial. Tiene 9 libros publicados. Donde crece el vacío (novela) y Los impublicables (poesía) en Amazon. Su obra ha sido publicada en México, USA, España, Italia, entre otros países. Premio Nacional de Poesía Paula Allende, Universidad de Querétaro, México 1991, entre otras. Nacionalidad mexicana. Reside en Estados Unidos desde 2005.

 

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