Selgas Esencial
GUSTAVO VALDÉS - JESÚS ROSADO
Selgas: Un templo a la memoria
El primer ícono religioso pintado por Selgas en los años 80 en Nueva York fue inspirado por la muerte de la madre del artista en Cuba. Con esa primera Virgen de la Caridad con tres marielitos (Selgas, Juan Boza, and Ernesto Briel), 1987, Selgas honraba a su madre y se adentraba en el furor de lo religioso dentro de la cultura pop, y en específico de un Nueva York donde artistas -transgresores e irreverentes- marcaban el paso de la época con rescatados cantos gregorianos y videos musicales que parecieran haber salido de retablos flamencos renacentistas. Era el Nueva York de Andy Warhol, de Keith Haring, de Basquiat, y también el de R.E.M., Enigma, y Madonna.
Hacia finales de los 80, Selgas comienza a pintar santos de la iconografía popular cubana (Nuestra Sra. de la Caridad, San Lázaro, Santa Bárbara, …) y los eleva a un sofisticado nivel plástico. Con la serie Virgen-Bote, Nuestra Sra. de la Caridad es virgen y bote a la vez, y de los tres suplicantes pescadores sólo nos deja tres diminutos pares de ojos plagados por el miedo y el asombro.
Cuando Selgas se acerca al fenómeno antropológico del sincretismo religioso cubano, lo hace con una vision eurocentrista, su aproximación a este ajiaco religioso, como lo definiera para la exposicion de igual título la artista e historiadora de arte norteamericana Gail Gelburd, es confiriéndole a cada deidad más de los atributos católicos que de los de los credos de origen africano. Los lazos familiares, 1995, funde lo blanco y lo negro, lo europeo y lo africano, en una figura totémica ataviada con un manto bordado de medias lunas por la que se escapa la mano que sostiene una palma real. Aunque una gran cinta blanca en forma de caracol mantiene unidas las dos cabezas, las lágrimas que éstas comparten, anuncian la gran tragedia del exilio y la separación familiar impuesta por el horror del Castro-comunismo en Cuba.
El exilio cubano es conmemorado por las figuras, composiciones y títulos, Escape del paraíso rojo, 1985, Fuga y destino, 2025, y Ofelia como una isla: Un mapa sentimental, 1992, describen y rememoran la fuga, el destino de tantos que no alcanzan la otra orilla, y los lugares de nacimiento de amigos y seres queridos, respectivamente.
Selgas es un pintor de ideas, un raconteur de su memoria, y de la memoria colectiva. Selgas es un catalogador y archivista de experiencias de vida. Selgas es un celebrador del arte de todos los tiempos, un heredero de toda creación anterior y simultánea a él. Y es un proponente y promotor de todo lo bello y tremendo tanto en la vida como en el arte. Esta exposición es un corto -y emotivo- recorrido por los espacios imaginarios de un templo erigido por el artista, para deleite suyo y nuestro. Una peregrinación hacia un lugar, un momento, de donde debemos salir, como el propio Selgas, esperanzados, y casi religiosos.
Gustavo Valdés
Nueva York, primavera de 2025
Cepp Selgas: La imagen frente a sí
Cuando el alma desea experimentar algo, lanza una imagen frente a sí y luego entra en ella.
– Meister Eckhart de Hochheim
A sus setenta y cuatro años y con más de la mitad de su vida dedicada a la creación de pinturas, artefactos, tapices y diseños, la obra de Cepp Selgas es consecuente con el exergo del místico alemán que encabeza estas reflexiones. Porque, efectivamente, sus creaciones han sido eso: viajes desde la esencia incorpórea del transeúnte terrenal al azogue filosofal de superficies y volúmenes.
Lo ha hecho con esa cualidad de animal symbolicum con la que el pensador neokantiano Ernst Cassirer2, estudioso de la simbolización de las formas, intentaba definir la naturaleza del ser humano.
Basta observar al Selgas conquistador de soportes vírgenes a través de sus maniobras constructoras de alegorías, contenedoras de una solemnidad litúrgica de reminiscencias medioevales, con la presencia recurrente de cierta castidad naif, efectismos de la escenografía teatral o elementos del cartel artístico como herramienta de comunicación visual. Metáforas que fluyen con rigor preciosista entre los nuevos parajes ideados por el artista en los que se advierte claramente el talante excéntrico e inconforme, forjado bajo la colisión social que marcó a la bohemia de su generación.
Llegado a tierras de libertad, Selgas se propuso conjurar mediante el gesto artístico las miserias vividas bajo el Gulag castrista. Su asentamiento en New York, lugar donde por fin conoció la soberanía ciudadana, le abrieron paso a una oxigenada etapa contemplativa.
Un ciclo en el que adoptó enfoques existenciales afines a las nociones expuestas por David Hume3 sobre la significación de la estética en el camino hacia la perfección del ser humano. Nada mejora tanto el temperamento como el estudio de la belleza, afirmaba el erudito escocés. Y esa ha sido la premisa de un Selgas ya maduro, que del bohemio descaminado por obra de la intolerancia dictatorial ha pasado a ser un asimilado vecino de Manhattan en quien persiste el espíritu vehemente de los nacidos en el trópico, pero sin concesiones a la añoranza, ni al culto post mortem a un pasado que yace definitivamente desangrado.
Entre el mar y la isla desdicha
Selgas arribó a Estados Unidos en medio del torbellino generacional que representó el éxodo del Mariel, un episodio que trajo consigo, sorteando las trampas del mar, a una masa crítica de exiliados, que según el escritor Reinaldo Arenas, compartían el haber soportado dos décadas de dictadura. Acarreaban el trauma de los aborrecibles actos de repudio, vejaciones físicas y verbales, arrastrando el fardo de la rabia que los acompañaría durante un considerable tramo de sus vidas.
El coraje acumulado en las entrañas de estos sujetos con biografías desvencijadas y condenados a la orfandad patria fue lo que se transformó en combustible para una pasión creativa que arderá — como bien señalaría la académica Lilian Bertot— bajo el “doble signo libertad/opresión… tanto en sus creaciones individuales como en su obra colectiva”.
Junto a Selgas escapó durante el Mariel una importante troupe disidente de todas las manifestaciones artísticas en la isla. Entre ellos figuraban prometedores exponentes del pensamiento visual. Cito nombres como Carlos Alfonzo, Ernesto Briel, Eduardo Michaelsen, Juan Boza, Laura Luna, Juan Abreu, Víctor Gómez, Andrés Valerio, Gilberto Ruiz…, por mencionar algunos de los talentos que tendieron un puente coherente entre las primeras generaciones de artistas plásticos exiliados durante la década del sesenta, la intermedia e imprescindible The Miami Generation de los años setenta (grupo de creadores visuales cubanos formados en Miami que irrumpieron en los circuitos anglo floridanos) y la ulterior llegada, años después del Mariel, de los primeros participantes en el movimiento transgresor del arte cubano en los años ochenta.
El marielismo, entendido como un movimiento cultural informal -e indócil-, pronto alcanzó una notable prominencia en el ámbito del exilio. Se extendió a todas las expresiones artísticas. Fundó publicaciones periódicas, editoriales, tertulias intelectuales, inaugurando un ciclo durante el cual se consolidó un cuerpo ilustrado de tronco común en tránsito hacia una inevitable expresión posnacional, aspirante a una voz propia en las complejas negociaciones de la identidad en los nuevos escenarios.
Nacido en Cienfuegos en 1951, Selgas decidió abandonar Cuba durante el marielazo tras sufrir en carne propia la marginación a causa de sus posiciones políticas y su orientación sexual. Establecido definitivamente en New York, su vida como exiliado transcurrió en paralelo a la de otro temperamento artístico excepcional: su entrañable amigo ya fallecido, el pintor Ernesto Briel. Ambos llegaron bajo el efecto de la misma paranoia, con la edad oportuna para rebasar el sobrecogimiento, encontrar sosiego dentro de un complejo social rico en posibilidades y darle un vuelco a la relación de sus respectivas biografías con la historia.
Cuando hace unos años, en el curso de una entrevista para su blog, la periodista Natacha Herrera preguntó a Selgas4 cómo caracterizaría a la generación a la que pertenecía, sin titubear el artista la remitió al estremecedor texto Los sonidos del silencio del poeta camagüeyano David Lago5, el cual retrata el rostro de esa generación en este esclarecedor fragmento:
“En Cuba, hemos sido niños y jóvenes; hemos sobrevivido en silencio; hemos sido vigilados; hemos sido heterosexuales y homosexuales mal vistos por no pensar solamente con el sexo; hemos sentido miedo y culpabilidad por ser distintos al resto del rebaño, a pesar de intentar no salirnos del redil y balar al son de las voces del pastor; unos hemos sido pioneros y “ujcs”6, por carecer de la valentía para oponer una excusa sólida o por haber creído inicialmente; otros hemos podido evadirnos aduciendo no estar definidos totalmente como agnósticos lo suficientemente aptos como para tener el honor de considerarnos marxista-leninistas; hemos sido perseguidos por el largo de nuestros cabellos y por la forma de vestir y se nos ha negado el estudio o el trabajo por ello; hemos sido interrogados, expedientados, detenidos y apresados por noescribir dentro de los cauces institucionalizados, por visitarnos unos a otros en número superior a tres, por reunirnos en parques públicos a reírnos de nuestra juventud; hemos sido expulsados de universidades por “diversionismo ideológico”, por “apatía política”, o por estar en el lugar inadecuado en el momento inadecuado, o por despuntar creativamente lo mínimo suficiente como para levantar sospechas como potenciales pensadores…”
Por supuesto, la triste realidad que evoca el texto de Lago -publicado en el 2011- no ha tenido pausa. Ha trascendido épocas y fronteras generacionales. Durante más de seis décadas, la desdicha, el terror y las fobias han abrumado la isla. Al mismo tiempo la han despoblado de cuerpos, luces y esperanzas.
Sor Nadieska Almeida, actual Superiora de las Hijas de la Caridad en Cuba ha escrito en fecha cercana:
“No tenemos libertad de expresión, nos supera el miedo, nos rinde el hambre, el hastío, la tristeza, la desesperanza…eso nos ha vuelto miserables, violentos, egoístas. Es lo más grave que puede vivir una nación que fue creada para la libertad, el amor, el respeto y la justicia.”
Lo ha escrito tan recientemente como el 15 de julio de 2025, a catorce años del texto de David Lago, cuarenta y cinco años después del Mariel y a sesenta y seis de aquel primero de enero de fatales augurios, día recordado, año tras año, como aniversario de la desdicha nacional.
Entre la libertad y el cielo de New York
La incorporación de Selgas a las dinámicas globales desde el nuevo paisaje de estancia viene precedida por una consistente formación académica - Escuela Provincial de Arte de Las Villas, Escuela Nacional de Arte y Escuela de Diseño, las dos últimas en La Habana -, junto al ejercicio ininterrumpido en la pintura, el diseño y la confección de tapices. Experiencia suficiente para la reinserción en zonas colindantes a las tendencias regentes del arte, proceso en que ha predominado en el artista la absorción de influencias cosmopolitas sin relegar el elemento vernáculo.
Con los aciertos del talento y la ayuda de generosos promotores, la obra de Selgas ha ido ganando espacio en el amplio panorama del arte del exilio que cuenta ya con más de cuatrocientos artistas visuales establecidos fuera de la isla.
Consolidado en el circuito neoyorquino, el oficio del pintor se ha ido ampliando a la práctica objetual y conceptual, experimentando con el ensamblaje, el ready-made o el collage, siempre con la mira puesta en la urdimbre dialéctica entre fórmula de expresión, intención, percepción del sujeto.
Lo ha estado haciendo bajo la inevitable radiación anticanónica de la cultura en la Gran Manzana.
Con el ánimo de captar la esencia del artista, cito un ilustrador art statement de su autoría en el que expresa de manera meridiana:
“Soy un artista figurativo; mi principal interés radica en la figura humana, pero cuando me alejo de ella, lo hago para explorar la calidad abstracta inherente a los objetos y la dinámica entre forma y concepto. En mi arte, la figura a menudo es deconstruida o fracturada para ser recreada. A veces, este proceso da lugar a la descripción de entidades parciales que se duplican, alteran o transforman, tal como ocurre en la vida misma. (…) Creo que la obra de arte cumple su propósito fundamental cuando logra convertir al espectador en un partici participante activo de la experiencia expresiva.” 7
El objetivo crucial resumido al final del manifiesto lo ha cumplido en cada propuesta, convirtiéndolo en artífice de un imaginario único e incitador, alejado de la frivolidad mercantil que a menudo afecta a los talentos reasentados en el mainstream neoyorquino. En Selgas, la imagen contiene precisamente el valor intrínseco que le permite entrar en la cobertura del radar del receptor y movilizar su actitud.
La deriva simbólica de la mayoría de las creaciones visuales de Selgas posee un carácter especular, funcionando como bitácoras del diálogo conciencia- estética que el autor ha entablado sobre su itinerario autobiográfico. Es un encuentro del "yo" con el "yo", como lo diría Clarice Lispector.8
Su catálogo fluye como una galería de fragmentos emocionales reestructurados por la imaginación, tras adentrarse en zonas del subconsciente donde entre vigilia y desvarío se liberan instantáneas del álbum vivencial.
Cabe mencionar los roces tangenciales de la iconografía de Selgas con los tests de Rorschach9, la conocida técnica proyectiva gráfica que en la psicología moderna busca explorar los rincones de la mente, permitiendo que las imágenes simétricas den paso a la libre atribución de significados.
Aunque su discurso no deja de ser reflejo de la trama autobiográfica, es importante reiterar que Selgas mantiene distancia de la evocación nostálgica. A su intención, orientada a la consumación poética, se ha integrado una visión holística del género humano. Apela a imágenes que fusionan contingencias sociales e individuales en el medio bidimensional o tridimensional, licuando hábilmente deslindes geográficos, temporales y contextuales.
Su versatilidad instrumental abarca desde las influencias de los principios de la Gestalt10 (semejanza, proximidad, paridad, continuidad, dirección común de los elementos, simplicidad…) hasta los de la Bauhaus11 (elegancia de contornos, efectismo geométrico, austeridad).
Selgas adquirió estos fundamentos durante sus años de formación como diseñador, lo que le proporcionó una ductilidad que se ha convertido en protagonista junto al propósito medular de la obra. Además de estas mediaciones académicas, Selgas insiste en reconocerse deudor del simbolismo lírico de Klimt12, al asomarse constantemente al borde, al igual que el vienés, de la conexión entre onirismo y realidad, generando una complejidad de sugestivas lecturas.
A Klimt se suma otra presencia perceptible que ayuda a comprender el modus operandi en la obra de Selgas: la del magisterio de la reconocida expresionista cubana Antonia Eiriz13, de quien fuera discípulo y sigue siendo permanente seguidor del lenguaje desapacible de su arte.
Sin embargo, la influencia pictórica más visible quizás sean las reformulaciones de la perspectiva y los espacios, unido a los recursos de teselación del holandés M. C. Escher14, quien ha sido una frecuente fuente de inspiración, visible en la insistente Escherfilia de Selgas cuando recurre a las rearticulaciones modulares en sus composiciones.
Toda esta progenie ha evolucionado, permeada por la cultura pop y las estéticas de la contracultura que ebullen bajo el cielo neoyorquino, configurando un repertorio atípico donde se funden caminos tradicionales con los giros contemporáneos del arte.
El pulso del mundo libre se siente en este Selgas renacido al paso de los años, quien reafirmándose en el nuevo emplazamiento ha adoptado unaiconografía con visiones tan personales, tan diferenciadas, tan fieles a un corazón despojado de sofismas que confirman la axiomática integridad selgasiana de su obra.
En sus estudios y compilaciones sobre el artista, el investigador y curador Gustavo Valdés ha perfilado de forma inmejorable el eclecticismo y el ímpetu iconoclasta de este artista de difícil clasificación en el registro del arte hispano en Estados Unidos. Valdés confirma esa condición de rara avis, a la que la teórica Gail Gelburd15 atribuye una "espiritualidad implícita", fuera de lo común en los actuales movimientos del arte en los que, al contrario, se advierten claras señales de la esclerosis que los acecha por momentos.
El universo Selgas
En su ensayo Cepp Selgas: fantasía versus geometría, el crítico Roger Salas cita un inventario de elementos que se vuelven endémicos en la estrategia simbolista del artista, muy afín al papel que juega el color en la poesía de Lorca o la imaginería suprarracional en la narrativa teológica.
En primer lugar, Salas agrupa algunas de las figuras geométricas a las que recurre el pintor-ensamblador, como el rombo, el semicírculo, los polípticos... En segundo orden enumera otro conjunto de representaciones que hacen reconocible el universo Selgas: la estrella de cinco puntas, la mano, el pie, el barco, la filacteria, la luna, el manto, el escaqueado, los números, la sangre…
Fuera de la lista aparecen otras referencias simbólicas, como el mar, las formas florales, el cuerpo humano, los trajes, los retratos, el cielo, las palmeras, las banderas, las cabezas, la cortesana, la figura zoomorfa… Sin embargo, el artista también recurrea ellas, nutriendo un catálogo de claves íntimas e interconectadas que identifican sus obras desde la distancia.
La autoría de Selgas trasciende el relato comarcal, aproximándose en formas y estilos a las narrativas devocionales del retablo católico, al arte copto o a la orfebrería bizantina. Flanquea los ritualismos del arte afrocubano tan connaturales en Wifredo Lam, Manuel Mendive o Roberto Diago, y la religiosidad de matriz africana de sus contemporáneos Juan Boza y Carlos Alfonzo, apelando a lo cubano para que la modernidad lo siga manteniendo en cuenta.
Selgas aborda lo sagrado, como ha comentado su biógrafo Gustavo Valdés, de una manera más cercana a un enfoque eurocentrista que a las trilladas referencias folclóricas afrocaribeñas, tan presentes en el imaginario contemporáneo del arte cubano por su alta demanda en el mercado.
Lo religioso en su obra - o lo casi religioso, como lo define Valdés - está ligado al ascetismo, la búsqueda de perfección espiritual y el ejercicio de la virtud, siempre distante de los fundamentalismos. Es una prolongación en el individuo culto de la práctica devocional que presenció en el hogar de su infancia, pero también - ¿por qué no? - es reflejo del mundanal ascetismo en New York, donde los estados de abstracción y recogimiento coexisten con los decibelios de las sirenas del rescue o los estrépitos del subway.
Selgas es un revisionista e incansable explorador humanista, que ha venido escudriñando todas las orillas fértiles de los procesos de hibridación cultural tras la ruptura radical con los remanentes absolutistas en su formación. La recreación de la imaginería del panteón yoruba en parte de su obra, además de resaltar las potencialidades estéticas de ese ingredientedel acervo insular, posibilita el diálogo entre la riqueza mitológica cubana y la permeabilidad intelectual del espectador de otras latitudes.
Lo hace a la manera de los cánticos black spirituals, portador de un espíritu de conversión que permite conciliar los mitos de origen africano con los patrones de la cosmogonía cristiana del Viejo Continente.
Más que sincretismo, el término fusion - tan empleado en las referencias a la música contemporánea (jazz, rock, funk…) - resulta más aplicable al universo Selgas, donde el vibrante mestizaje, además de actuar como elemento de irresistible atracción, se convierte en preludio de potenciales indagaciones.
El fruto de estas elaboradas transiciones son piezas de cautivante y desconcertante esplendor, donde predominan los contornos precisos, el uso inteligente de la aproximación entre colores, los contrastes, la elegancia en los planteamientos y el magnetismo visual que implica la rara convivencia espacial entre íconos, culturas y épocas diversas.
En el guion de su paleta y su trabajo objetual, Selgas evita constantemente la retórica ideológica y afectada. Su compromiso con el arte se opone a todo aquello que amenace la libertad y los derechos individuales, pero todo alegato fluye furtivo entre capas de representaciones alegóricas. Cuando recurre a elementos del capital simbólico nacional, es para poetizarlos o desmontar nacionalismos amañados.
Sus temas surgen del recuento post-totalitario, revisitando pesares y soledades, pero sin patetismos. Su característico tratamiento hierático facilita el prudente distanciamiento al espectador.
Indiscutiblemente, Selgas es un cronista de la mirada interior. Desde la perspectiva del espectáculo visual, hace justicia a la idea del hermenéutico alemán Hans-Georg Gadamer16 sobre la interlocución entre obra y espectador, en la que los significados se generan y transforman continuamente. Porque si hay algo que define a Selgas es su condición de ingenioso elucubrador de significados.
A partir de las implicaciones simbólicas de su arte, Selgas consigue conciliar lo platónico de la belleza con el debate de orden racional. Algo tan motivador como apremiante en estos tiempos urgidos de buenas nuevas y utopías realizables.
Jesús Rosado ©
Miami, Verano de 2025
Meister Eckhart de Hochheim, (Turingia, c. 1260-c. 1328), conocido como Maestro Eckhart (Meister Eckhart, en alemán), fue un sacerdote dominico alemán, conocido por su obra como teólogo y filósofo y por sus escritos que dieron forma a una especie de misticismo especulativo, que más tarde sería conocido como mística renana.
2 Ernst Alfred Cassirer (Breslavia, 1874 - New York, 1945), filósofo y sociólogo de origen prusiano y judío. Recordado por su interpretación y análisis de los valores culturales. Ejerció la docencia en la Universidad de Hamburgo. Alineado en la dirección neokantiana de la escuela de Marburgo, abordó los problemas gnoseológicos y epistemológicos en el sentido del idealismo crítico. Conocido por su obra Filosofía de las formas simbólicas.
3 David Hume (Edimburgo, 1711-Edimburgo,1776), filósofo, historiador, economista y ensayista escocés. Constituye una de las figuras más importantes de la filosofía occidental moderna y de la Ilustración escocesa. Es conocido por su sistema filosófico altamente influyente en el empirismo, escepticismo y naturalismo.
4 Herrera, Natacha. Blog El Imparcial Digital. Conversación in obstáculos con Cepp Selgas. Oct 29/2009
5 David Lago González (Camagüey, 1950 – Madrid, 2011), editor de tres blogs (El Penthouse de Heriberto, Indicios de desorden y Strawberry fields forever, you know, the place where nothing is real), publicó en España los poemarios: Los Hilos del Tapiz y La Resaca del Absurdo, con la Editorial Betania (Madrid); así como Los sonidos del silencio, OLD SPICE y Memorias del Este, con Editions Hoy no he visto el paraíso, en 2011.Poeta poseedor de un estilo desgarrado, según lo define el crítico Roger Salas.
6 NA: Miembros de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) y de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), respectivamente.
7 García Ramos, Reinaldo, Entrevista con el artista cubano Cepp Selgas. Revista Conexos. Mayo/2015.
8 Chaya Pinjasivna Lispector, conocida como Clarice Lispector (Chechelnik, Ucrania, 1920–Río de Janeiro, Brasil, 1977), periodista, reportera, traductora y escritora de novelas, cuentos, libros infantiles y poemas ucraniana- brasileña. Sus obras innovadoras e idiosincrásicas exploran una variedad de estilos narrativos con temas de intimidad e introspección y han sido aclamadas internacionalmente. 9 El test de Rorschach o prueba de Rorschach es una téc- nica y método proyectivo de psicodiagnóstico creado por Hermann Rorschach (1884-1922). Se publicó por primera vez en 1921 y alcanzó una amplia difusión no solo entre la comunidad psicoanalítica sino en la comunidad de psico- terapeutas y psicólogos en general. Consiste en una serie de 10 láminas que presentan manchas de tinta, las cuales se caracterizan por su ambigüedad y las imágenes tienen una simetría bilateral.
10 La psicología de la Gestalt (también llamada psicología de la forma o psicología de la configuración) es una corriente de la psicología moderna, surgida en Alemania a principios del siglo XX. El término Gestalt proviene del alemán y puede traducirse al español como «forma», «figura», «configuración» o «estructura».
11 Bauhaus es el nombre genérico que se le dio a la Staatliches Bauhaus de Weimar (Casa de la construcción estatal de Weimar). Esta fue una escuela de arquitectura, arte y diseño que funcionó en Alemania entre 1919 y 1933. A pesar de su breve duración, la novedad de sus métodos de enseñanza, así como su postura filosófica con respecto a la relación entre arte, arquitectura e industria cambió estas disciplinas y fue fundamental para el desarrollo de las distintas ramas del diseño hasta el presente.
12 Gustav Klimt (Baumgarten, 1862-Alsergrund, 1918) fue un pintor simbolista austriaco, y uno de los más prestigiosos representantes del movimiento modernista vienés.
13 Antonia Eiriz Vázquez (Cuba,1929- EE. UU.,1995) pintora cubana reconocida internacionalmente. Se desenvolvió en las manifestaciones de pintura, grabado, ensamblaje y dibujo. Realizó estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas “San Alejandro”, La Habana, Cuba, desde 1951 a 1957. Profesionalmente se desempeñó como profesora en la Escuela Nacional de Instructores de Arte de La Habana, entre 1962 y 1964. De 1965 a 1969 lo fue en la Escuela Nacional de Arte (ENA) de La Habana.
14 Maurits Cornelis Escher (Leeuwarden, 1898-Hilversum, 1972), artista neerlandés conocido por sus grabados xilográficos, sus grabados al mezzotinto y dibujos, que consisten en figuras imposibles, teselados y mundos imaginarios. Sus obras experimentan con diversos métodos de representar espacios paradójicos en dibujos de dos o tres dimensiones que desafían a los modos convencionales de representación.
15 Gail Gelburd, artista visual, escritora y crítica norteamericana que ha publicado numerosos ensayos y artículos relacionados a la interacción del arte con el entorno y la justicia social.
16 Hans-Georg Gadamer (Marburgo,1900 - Heidelberg, 2002), filósofo tradicionalista alemán especialmente conocido por su obra Verdad y método (Wahrheit und Methode) y por su renovación de la hermenéutica. Fue discípulo de Heidegger. Es autor de numerosos ensayos de historia de la filosofía, estética y filosofía de la historia.
Selgas frente a la pared titular de su exposicion, Selgas-Esencial en el Museo Americano de la Diáspora Cubana
Biografia del artista
Jesús [Cepp] Selgas es un artista cubanoamericano nacido en Cienfuegos, Provincia de Las Villas, Cuba, en 1951. Reside en la ciudad de Nueva York desde 1980, poco después de llegar a los Estados Unidos de América a través del puente marítimo del Mariel.
Mejor conocido como pintor, Selgas es también un excelente dibujante, escultor de objetos encontrados, artista de ensamblaje e ilustrador. Selgas trabaja en series en las que explora múltiples variaciones de un mismo tema. Estos enigmas visuales han resultado en más de 30 exposiciones individuales como: Iconos (Chicago, 1990), Palindrome (Nueva York, 1992), Palindromes (Gante, Bélgica, 1993), Remembrances (Düsseldorf, Alemania, 1995),Caribbean Nights (Miami, 1996), Los hijos de los dioses (Union City, NJ, 1999 y Miami, 2000), The Eye of the Beholder (Union City, NJ, 2001), La Habana para una Infanta difunta (Miami, 2002), Nature Actually (Miami, 2004), Lucky Numbers (Nueva York, 2007), Les dieux interdits (París, 2010), The 13th Sign (Nueva York, 2010) y Selgas & the Escher Effect (Nueva York, 2018-19). Ha sido incluido en docenas de innovadoras exposiciones colectivas como Casita Maria (Sotheby's, 1985), Paper Visions II, Housatonic Museum of Art, Bridgeport, CT (1990), Twenty Century Sculpture from the Permanent Collection -con su Virgin-Boat (No. 17), 1987 que forma parte de la colección permanente del Housatonic (1992). En 2003 participa en Salida de Emergencia de la Universidad de Cádiz, España; y en 2011 se une a la aclamada muestra itinerante de arte cubano moderno y contemporáneo, Ajiaco: Sabores del Alma Cubana.
A lo largo de su prolífica carrera, Selgas ha aparecido en (o colaborado con) varias publicaciones de arte y literatura de alcance internacional como “Signos”, “Mariel”, “Leiram”, “Noticias
de Arte”, “Ars Magazine” y “Ars Atelier City”, entre otros. Sus obras han sido seleccionadas para ilustrar la portada de libros de ilustres autores cubanos en el exilio: Magaly Alabau, Raúl Rivero, R. Luque Escalona, Reinaldo García Ramos, David Lago González, Roger Salas y Zoé Valdés, entre otros. Selgas fue incluido en la primera edición (2001) de “Memoria: Arte cubano del siglo XX”, publicado por California-International Arts Foundation.
En un lapso de más de cinco décadas, Selgas ha producido un vasto corpus de obras que demuestran su evolución como artista y su compromiso inquebrantable con su arte. Su obra forma parte de varias colecciones públicas y privadas en América del Norte y del Sur, Europa y el Caribe.
Deshecha en menudos pedazos, 2000
My Fortune Teller
Self-portrait with Boat and Star
Cepp Selgas, Los lazos familiares, 1999, acrílico sobre papel, 48 x 36 pulgadas
Cepp Selgas, Escape from Red Paradise, 1985, acrílico sobre lienzo, 68 x 74 pulgadas
Retrato de Zoe Valdes
Cepp Selgas, Fuga y destino, 2025, acrílico sobre lienzo, 48 x 54 pulgadas,
The Promise [Babalu Aye], 1998, acrílico sobre lienzo, 60 x 60 pulgadas
Cepp Selgas, Virgen de la Caridad III - Bote, 1987, acrílico sobre lienzo doblado, 5.5 x 12 x 5.5 pulgadas
Virgen de la Caridad con tres marielitos
Gustavo Valdés (La Habana, 1965) es historiador del arte y curador independiente cubano especializado en la producción artística de los creadores cubanos en el exilio. Vive y trabaja en el área metropolitana de Nueva York donde ha desplegado una intensa labor de coleccionismo y promoción del arte cubano. Ha publicado El color de la palabra: entrevistas a 32 artistas cubanos y es coeditor de la monografía Hugo Consuegra. Es coproductor de Un pintor, un cuadro, una serie de cortometrajes que retratan a destacados artistas cubanos en el exilio. Es editor y director de la revista Ars Atelier y de su Colección Esencial, que cataloga y presenta a artistas cubanos contemporáneos que trabajan fuera de Cuba.
Jesús Rosado (La Habana, 1957) es historiador, crítico, curador. Graduado de la facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana en 1981. Cursó posgrados especializados en museología y conservación patrimonial. Es cofundador del Museo El Hurón Azul (casa del pintor Carlos Enríquez) y del Museo Máximo Gómez (Quinta de los Molinos), ubicados en La Habana. Fue especialista principal del Museo Ernest Hemingway y del Museo Nacional de Bellas Artes, ambos en Cuba. Cofundador del American Museum of the Cuban Diaspora, en Miami, donde trabaja como museólogo. Autor de monografías sobre importantes artistas cubanos exiliados como Rafael Soriano, Humberto Calzada, Juan Si-González, Carlos Luna y Sergio Lastres. Colabora en diversas revistas y periódicos.

