Open Letter to Victims of Communism Memorial Foundation in Washington DC
JESÚS BARQUET
After visiting the Victims of Communism Museum in Washington DC, I would like to share one idea related to what I saw (or didn’t see) at the museum, as well as to make the subsequent recommendation to your Museum-Foundation. The word “communism” in the museum’s title, brochures, website, and outside signs doesn’t tell the whole story of that ideology-in-action. It is highly pertinent—and nowadays urgent—to include more visibly the word “socialism” in all things related to the museum, because the indiscriminate use of both terms when referring to the same realities is, in fact, historically and theoretically more accurate.
The museum’s scarce use of the word socialism keeps this concept from being condemned and hidden from public scrutiny, when both concepts (communism and socialism) have been partners-in-the-brutal-crimes exposed by the museum itself. The solution to this could be the simple phrase “socialism/communism,” which some people from those countries are already using when addressing their realities and finding themselves zigzagging between both terms in their testimonies and research works.
Historically, two explicit and very significant proofs are, among many others, the following: (1) in the 20th century, the most relevant country for communism in the world had the word SOCIALIST (not communist) in its official name: Union of Soviet SOCIALIST Republics; (2) the most relevant country for communism in the Americas has been Cuba, but in 1961 Fidel Castro loudly declared Cuba to be the first SOCIALIST (not communist) country in the Americas, and so it is recorded in Cuba’s most recent official documents. Even the Pedro Pan diaspora from Cuba—about which you currently have an exhibition—took place in 1960-62, when Castro made that declaration in favor of socialism and the corresponding Communist Party was not still in existence (it was founded in 1965). The fact that the ruling parties of the socialist countries were—and still are—called Communist parties confirms the intimate connection between both concepts.
Theoretically, as shown in only a couple of the museum’s internal postings, socialism, according to Marx-Lenin theory, is just—and no more than—a necessary, transitional step on the road to communism. In fact, all those crimes recorded in the museum took place while their respective countries were specifically engaged in the Socialist period. This doesn’t mean to replace the word communism, but to add “socialism” to the museum’s more visible information: in the 20th and 21st centuries, both terms have historically behaved as Siamese twins, so please comply with their symbiotic condition. The lack of stigmatization of the term socialism facilitates the USA and world politicians to self-identify in public as socialists and still be surrounded by a contrary-to-the-fact halo of empathy and humanity that is demagogically attractive to many people.
Unlike what happened with its two totalitarian close relatives (Fascism and Nazism), not giving today enough visibility to the term socialism in its connections to all crimes related to communism, in certain ways allows socialism to escape blame and still be used shamelessly. As a victim of socialism/communism myself, I would love to see ‘our’ museum not to collaborate in giving socialism such a dangerous and undeserved facelift or carte-blanche.
Dr. Jesús J. Barquet
Professor Emeritus, Cuban poet and essayist
CARTA ABIERTA A LA FUNDACIÓN DE LAS VÍCTIMAS DEL COMUNISMO EN WASHINGTON DC
3 de noviembre de 2025
Tras visitar el Museo de las Víctimas del Comunismo en la ciudad de Washington, quisiera compartir una idea relacionada con lo que vi o no vi en el museo, así como hacer la siguiente recomendación a su Museo-Fundación.
Creo que la sola mención de la palabra «comunismo» en el título, los folletos, el sitio de internet y los letreros exteriores del museo no refleja la totalidad de la historia de esta ideología en acción. Es sumamente pertinente, y hoy en día urgente, incluir de forma más visible la palabra «socialismo» en todo lo relacionado con el museo, ya que el uso indiferenciado de ambos términos para referirse a las mismas realidades es, de hecho, histórica y teóricamente más acertado. Al no mostrar la palabra «socialismo», se esquiva su denuncia y escrutinio público, cuando ambos conceptos (comunismo y socialismo) han sido partícipes de los crímenes atroces que el propio museo expone. Una solución sencilla sería emplear la frase «socialismo/comunismo», la cual algunas personas de tales países ya utilizan al referirse a sus realidades y verse alternando entre ambos términos en sus testimonios e investigaciones.
Históricamente, dos pruebas explícitas y muy significativas son, entre muchas otras, las siguientes: (1) el país más relevante para el comunismo en el mundo durante el siglo XX tenía la palabra SOCIALISTA (no comunista) en su nombre oficial: Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; (2) el país más relevante para el comunismo en América ha sido Cuba, pero Fidel Castro declaró públicamente en 1961 que Cuba era el primer país SOCIALISTA (no comunista) de América, y así consta en los documentos oficiales cubanos más recientes. Incluso la diáspora de Pedro Pan desde Cuba —sobre la cual el museo tiene actualmente una exposición— tuvo lugar entre 1960 y 1962, cuando Castro hizo esa declaración a favor del socialismo y el correspondiente Partido Comunista aún no existía (se fundó en 1965). El hecho de que los partidos gobernantes de los países socialistas se llamaran y se sigan llamando partidos comunistas confirma la íntima relación entre ambos términos.
Teóricamente, según se muestra en sólo un par de textos internos del museo, el socialismo, según la teoría de Marx y Lenin, es simplemente —y nada más que— un paso necesario y transitorio en el camino hacia el comunismo. De hecho, todos los crímenes registrados en el museo ocurrieron mientras sus respectivos países estaban específicamente inmersos en esa etapa socialista. Esto no significa reemplazar la palabra comunismo, sino añadir «socialismo» a la información más visible del museo: en los siglos XX y XXI, ambos términos se han comportado históricamente como hermanos siameses, por lo que apropiado es atenerse a tal simbiótica condición. La falta de estigma sobre el término socialismo facilita que políticos estadounidenses y mundiales se autoidentifiquen en público como socialistas y sigan rodeados de un halo de empatía y humanidad que, contrario a la realidad, seduce demagógicamente a muchas personas.
A diferencia de lo que sucedió con sus dos totalitarios parientes cercanos (el fascismo y el nazismo), el hecho de no dar suficiente visibilidad hoy al término socialismo en sus conexiones con todos los crímenes relacionados con el comunismo, permite, en cierto modo, que el socialismo escape de sus culpas y se siga utilizando sin pudor. Como víctima del socialismo/comunismo, me encantaría que ‘nuestro’ museo no colaborara en darle al socialismo tan peligroso e inmerecido lavado de cara o carta-blanca.
Dr. Jesús J. Barquet
Profesor Emérito / Poeta y ensayista cubano
Jesús J. Barquet (La Habana, Cuba, 1953) es autor de Un hambre antigua (2025),
Aguja de diversos (2018), Los viajes venturosos / Venturous Journeys (2015), Sin fecha
de extinción (2004), Un no rompido sueño (1994), Sagradas herejías (1985) y Sin decir
el mar (1981), entre otros poemarios, en buena parte compilados en Cuerpos del delirio
(sumario poético, 1971-2008) (2010) y Adentro en la espesura (miscelánea del deseo,
1971-2023) / A fundo na espessura (miscelânea do desejo, 1971-2023) (2023). Desde
2014 dirige Ediciones La Mirada. Reside en los Estados Unidos de América.

