Campa, en la isla solitaria de la poesía

LUIS FELIPE ROJAS

Campa, en la isla solitaria de la poesía

Leandro Eduardo “Eddy’ Campa escribe con un punzón de alambre en una mano, no para defenderse del mundo sino para seguir defendiendo la poesía, el único asidero al que supo o pudo aferrarse con lealtad y devoción. La escritura fue su mejor deslizador cuando iba barranca abajo.

A mí me llegaban los ecos de algunos escritores del Mariel por los pocos libros que entraban en Cuba a finales de los años ’90 y hasta la primera década de los 2000 cuando pude salir de la isla. Entonces Campa era un mito para mí, alguien a quien había leído en revistas digitales y del que se hablaba en algunos foros en Internet. Al llegar al exilio conocí a los que lo conocieron, a quienes escriben acerca de él y han tenido a bien, para muchísimo bien de nuestra literatura cubana, traerlo al papel impreso. Su obra toda.

Luis de la Paz ha hecho las labores de sepulturero a la inversa. “Cuentos y poemas”, Editorial El Ateje, 2022, trae cuarenta cuentos cortos, del libro Cuentos para estafar y otras historias; los libros Little Havana Memorial Park y Calle Estrella y otros poemas, así como una entrevista de De la Paz a Campa y un listado de libros publicados por escritores del éxodo del Mariel de 1980.

Una mesa bien servida para cualquier curioso sobre los avatares de la literatura y autores cubanos fuera de la isla, en ese derrotero que es dejarlo… casi todo. El exilio.

Escribir es abrir una ventana que muchas veces no podemos volver a cerrar. Difícilmente se pueda separar a Campa el merodeador del Downtown de Miami y la calle Flagler, del narrador-personaje de su “Manual…” que no solo es un libro instructivo para estafar. Si se aguzan bien los sentidos tendríamos muchísimo que agradecerle a Campa que nos devuelva a un Guzmán de Alfarache, un Lazarillo de Tormes u otra “vida del Buscón”, de Quevedo dentro de la picaresca.

En una reseña que publiqué este año en Diario de Cuba sobre el libro que tenemos hoy aquí, cité un fragmento de esa excelente crónica que Joaquín Galvez escribió para la revista Otro Lunes: “Fue en el otoño del 2001, durante la presentación de la revista literaria El Ateje en una galería de Coral Way, que vi al poeta de La Pequeña Habana por última vez. Me contó que estuvo padeciendo de una infección renal que lo mantuvo en el hospital durante varios días. Luego sucedió lo que todos ya sabemos: su desaparición física. Lo buscamos por todos los escondrijos que frecuentaba. Tratamos de averiguar con algunos de los personajes de su libro, quienes estuvieron siempre más cerca de sus pasos que sus amigos escritores. Incluso, se contactó a la policía y demás autoridades pertinentes; pero no se halló rastro alguno de su paradero. Muchos creemos que está muerto, teniendo en cuenta su mal estado de salud”.

El día de la publicación de mi reseña en Diario de Cuba, un forista identificado como John Fortes escribió el siguiente comentario: “Fui testigo de las frecuentes estancias indigentes de Eddy Campa en el infierno sin aire acondicionado del Downtown, de sus últimos amigos que lo vio con vida y de los primeros que supo de su muerte gracias a una querida astróloga residente en California. Ella recordaba la fecha de su cumpleaños y pudimos obtener del Seguro Social la confirmación, aunque no las circunstancias de su fallecimiento”.

Cosas de las redes sociales y las nuevas tecnologías.

Los cuentos de Campa están llenos de vida porque son de un lirismo no fabricado, no se les ve la costura ni los afeites. Campa narra con total conocimiento de lo que experimentan sus personajes y el pícaro principal en cada trama. “Fue en Hialeah, pero no recuerdo la calle y menos, el número de la casa. Solo sé que la casa donde vendí una manilla quedaba en altos, al lado de una cafetería por el día y, de noche, bar”. [Una venta delicada]

[LEER CUENTO “SE QUERIAN QUEDAR CON MIS FANTASIAS” p. 82]

En el colofón de sus prosas Campa nos regala este listado de 37 reglas que debe conocer todo buen estafador para su oficio de vender prendas falsas, es un mapa de precauciones donde incluso entra la moral: "25. No obligue, no persuada", indica, aunque lo haga por el bien de esa profesión de larga data.

De su poesía me gusta decir cada vez que voy a sus versos que son el anuncio de un derrumbe; por muy fantasioso que parezca, el mundo no vuelve a ser el mismo después que leemos poesía y si encima, a alguien le tocó por destino escribirla, es un anuncio del que no debemos desentendernos.

XVI

“¡Qué norteamericana la luna sobre el mar!” (p. 167). [LEER POEMA XVI]

Es quizás su propio presentimiento de que duraría menos de medio siglo lo que lo hace componer versos desesperados. Los poetas siguen siendo como los aedas, destinados a relatar el pasado, sostener el presente y adivinar el futuro y pregunta Campa: “¿A qué se debe/ que las luces de las perseguidoras,/ las sirenas de las ambulancias/ y los lamentos de los Evangelistas/ no despierten el entusiasmo de otras veces?”. (XV, p. 165).

Es del poeta francés Stéphane Mallarmé de quien mejor queda suspendido del brazo Leandro Eduardo “Eddy’ Campa, su intento por tensar la cuerda del impresionismo literario y de ir más allá de las palabras hasta lograr el efecto que pueden alcanzar las cosas atravesadas por las palabras.

“Déjame decirte, oh Mirtha mía,

          que nunca te dije

          que te amaba

para salvar este poema.

No permitas que estos versos se humedezcan

haz que conserven el calor

de los que te dejaban en el cristal

delantero de tu Chevy Camaro.

Las tumbas en Memorial Park

no tienen parabrisas.

 

 “Eddy’ Campa, el narrador, el escritor, el marielito maldito.

Luis Felipe Rojas. Miami, y 11 de agosto de 2023.

NB: Ayer fui al Goverment Center del Downtown. Por allí no vayas, Eddy Campa, hace un calor de los mil demonios.


Luis Felipe Rojas (San Germán, Cuba, 1971). Escritor y periodista. Tiene publicados los libros Secretos del Monje Louis (2001); Cantos del malvivir (2004), Animal de alcantarilla (2005), Anverso de la bestia amada (Premio Calendario, La Habana, 2006), Para dar de comer al perro de pelea (NeoClub Press, Miami, 2013) y Máquina para borrar humanidades (Eriginal Books, Miami, 2015). Fue co-coordinador en Holguín de la revista Bifronte, censurada y clausurada por el gobierno cubano. Es autor del blog Cruzar las alambradas. En Miami, donde reside desde 2012, ha trabajado en la emisora Radio Martí y el portal Martí Noticias, y en la actualidad labora en La Voz de América.

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