La Virgen de la Caridad en el cine cubano-1930

RUBÉN A. DE LOS SANTOS

La tierra cubana era aún república en armas cuando se ruedan las primeras tomas de una película, y sin los utensilios imprescindibles para tal empresa, se aventuró el entusiasmo criollo desde muy tempranas fechas a la realización del nuevo milagro que tanta audiencia, comentarios y noticias exacerbó con la llegada de Gabriel Veyre a Cuba. Este milagro encontró para con su evolución, toda una considerable cantidad de entregas consagradas a ello, aunque pocos respaldos monetarios o gubernamentales, y aún así, el milagro acentuó bases y se convirtió en realidad.

José Casasús fue el nombre del primer cubano que no sólo se arriesgó a rodar la primera película de manufactura nacional, sino que también consagró gran parte de su vida a la proyección de esta nueva atracción; un joven Enrique Díaz Quesada sería su asistente causal, prosiguiendo al costo de su propia vida esta difícil e incosteable empresa.  Para esta fecha gestora, la patrona cubana o “Virgen Mambisa”, (nombrada así por los patriotas de una nación que palpitaba por nacer), no había sido santificada aún por el papado católico y resguardada por fieles oriundos y colonos echó raíces profundas como el Flamboyán rojo; su presencia en la sociedad por varios siglos consecutivos inspira esta investigación histórica, exponiendo las imágenes de la película que exhibe su nombre sacro en el año 1930, no sin antes realizar una ligera reiteración histórica desde los comienzos de esta industria fílmica, hurgando entre las viejas revistas y periódicos publicados durante la naciente Cuba republicana; prácticamente son estos ejemplares noticiarios la más diversa tesorería en la historia cinematográfica de la isla.

“Crónicas de entre fechas”

1927:-Un año de grandes promesas asomaba sus bríos y umbrales, “se exhibe la primera película con sonido sincronizado, (aceptada mundialmente por su alcance en calidad), pues todos los intentos anteriores eran poco creíbles y mal sincronizados; ‘El cantante de Jazz” fue el nombre que marcaría el debut de la sonoridad desde un taquillero lanzamiento en la ciudad de New York,, y a la vez, el cine silente continuaba por el impulso del gran motor que le movía desde finales del 1800’s, y con la fuerza de ese andar casi por inercia, aunque marcando un estilo indiscutible que, a pesar de ser aplastado por la imperante e ineludible sonoridad, contenía en sí la magia de su momento, transformada en toda una manera de trabajo único frente a las cámaras. El mundo se sacudía dispuesto a evolucionar, se realizó en el citado año de la sonoridad:- La primera llamada telefónica trasatlántica entre New York y Londres; George Lemaitre expone la teoría del Big Bang; Arthur Conan Doyle escribe El archivo de “Sherlock Holmes”; Se efectúa la primera vacuna para la tuberculosis; Alemania estrena el clásico de ciencia ficción “Metrópolis” y con este ejemplar, nacía ya en un tiempo limitado de la era muda, una de las más grandes películas expresionistas del cine mundial, (aún silente, fiel a su período).

En Cuba todavía quedan tres años de vida para el cine silente, su último galán es aún artista del teatro vernáculo y no entrará en la gran pantalla de los cine-teatros hasta 1929; sin embargo fascinado por los escenarios abiertos y el canto radial, (este último, frecuencias muy prematuras al igual de fascinantes en esta década de nuevas luses), medita asimismo la valentía en enrolarse en el cruento experimento de ser artista de cine, ello requería un esfuerzo triple en sus inicios cuando aún se era un desconocido en este campo, (pero le aguardaba esta tentación a veces fastidiosa, también curiosa). “El galán Miguel de los Santos solamente participaría y disfrutaría de esta industria, (que ya anunciaba una tambaleante despedida), sus dos últimos años en funcionamiento”. El año 1927 es, (sin dudas históricas), una alerta estremecedora para la era del silencio, “pero incluso muchos dudaban desde sus funciones y ajetreos culturales, de la desaparición de esta vieja industria cinematográfica”, a pesar de las arrolladoras posibilidades que se asomaron al mercado mundial en esta naciente producción con prometedora victoria; se anidó la fe ingenua, (asimismo justa en pro del cine silente y su indiscutible sitio en la historia, en muchos de los actores que después sufrieron un revés en sus esperanzas, para que se mantuviesen estas antiguas maneras de la imagen en movimiento como un estilo inamovible, uno más que ganó su sitio con gran sacrificio.  “La realidad traería otros resultados con tragos amargos incluidos”.

El debut de la sonoridad fue arrasador y cortante, “casi todo intento de mantener los antiguos estilos fue completamente alucinante”, (aunque no en las últimas películas producidas en La Habana -Cuba). Sucede en el polémico año 1930, en donde se rueda este último material y estrenado en el día del onomástico de La Virgen cubana; mucho más se hubiera logrado con sus estrenos en las diversas salas de cine-teatros capitalinos o en las demás provincias, si la gran crisis del 29 no hubiera creado tantos estragos o precarias situaciones políticas como lo fue en nuestra tierra de entonces.

De mi línea genealógica, dos ascendentes estuvieron presentes en este legendario filme: ‘Mi abuelo paterno Miguel de los Santos como galán y primer actor, también su sobrina “Hortensia Santos” la cual encarnó en su tierno rostro adolescente la santa imagen de La Virgen de la Caridad del Cobre.

Toda una galería fotográfica de este largometraje y sus actores, técnicos, directores, es prioridad do este cuaderno documentado, que hoy revive los rostros y momentos de lo que es “La última película silente cubana”; las imágenes que se observan a continuación son expuestas en su más fiel estado de conservación actual, sin restauraciones.

Las escenografías construidas por Ernesto Caparros, incluyeron la más común estampa de La Virgen del Cobre y por la cual fueron confeccionados los atuendos para transformar a la hermosa adolescente Hortensia Santos, (sobrina del protagonista del filme), en la sagrada imagen de María de La Caridad. Utilizada la historia de los tres juanes, (llamados popularmente así a los causales remeros que hallaron y trajeron a tierra la imagen que identificaría por siglos la identidad materna y sagrada de la nación) para solidificar así los efectos de la fe y el cambio brusco de las circunstancias del film; se rueda, por vez primera en el cine cubano todo el panorama del encuentro de los juanes y la Virgen en el medio de la tempestad”. Las no muy conocidas tomas fueron recreadas en la piscina de la B.P.P Pictures y la hermosura de la joven seleccionada cobró dimensiones impresionantes, (según los recuerdos narrados por mi abuelo). “Siempre he comentado en todos mis artículos, sobre el tremendo error en cortar estas imágenes para reducir tiempo de película para su estreno”, además de obedecer a las críticas, (tomadas estas como constructivas) formuladas do la primera exhibición, (privada), que se ofreció en el antiguo cine Fausto de La Habana; consistían en que: “Esas imágenes convierten a la película en un argumento religioso” y al eliminar las áreas recreadas de La Virgen y los sucesos acontecidos, se perdió en ello un valioso material patrimonial y también las tempranas imágenes del autor del argumento “Enrique agüero hidalgo”, interpretando este a uno de los juanes.

Hace 400 años que se clamó por piedad y consuelo a “María de La Caridad”, para el dolor incurable y aún hoy se le glorifica en duras circunstancias; definitivamente un sentimiento de nación y fraternidad se yergue en esta imagen muy cubana, muy adentro del sacro grupo de los símbolos patrios, exteriorizados estos por la identidad y el buen obrar que no se opaca por muy furiosa que sea la tempestad.

Concluye la película con un final positivo, no sin antes se transitara en la obra por duras experiencias, las cuales hacen una parada en la “fe” entonces el desenlace y la concordia 

La pintura que durante principio y fin del largometraje vemos citada, acariciada y enmarcada a cada escenografía que da valor al nombre de la obra fílmica, fue la pintura más difundida en los primeros años de república, en la cual se observa a “La Virgen de La Caridad del Cobre” rodeada de una aureola compuesta por nubes iluminadas por el aura de la divina presencia, parada sobre una circunferencia menguante como período lunar y no más adornos o figuras. “En el centro iluminado no se incluían aún presencia alguna de Ángeles o Querubes, sólo la armónica compañía de nueve estrellas custodiando la corona y el rostro de la deidad”. En el área inferior del cuadro, históricamente representada por la embarcación de los tres juanes y sus respectivas posiciones durante los acontecimientos de la tormenta, (aunque más adultos que en los datos fidedignos, romanizados dos de ellos y omitiendo la “canoa”, pues no fue un bote la embarcación  original en los hechos), se exponen la supervivencia y la fe, Visualizamos también en la pictórica obra originaria un velero estropeado en el horizonte, rodeado por las posiciones de los dos juanes de la izquierda, (en otras copias y estampillas posteriores, la abatida embarcación lejana se deja ver a un extremo de imagen, casi siempre en la izquierda extrema).

El cuadro divulgado a litografías y estampillas usadas en ese período cinematográfico-silente, humanizaban en su postura divina y en levitación celeste a La Virgen hallada, (simbolizando valor y venerable significado por lo acontecido en las costas de Oriente); al encuentro registrado y narrado en las ermitas, monasterios y hogares católicos se sobrevino esta clásica imagen, que por  muchos años adornaría los hogares de cubanos en la isla o en el amplio exilio mundial al que se ha tenido que recurrir por el derecho ineludible de libertad y fe. ¡En los últimos tiempos, los cubanos comienzan a colocar en sus paredes y rincones selectos los retratos de la imagen original!, la santita de madera con vestidos radiantes y esparcidos en sus extremos como geometría triangular para con el ser herido en busca de Dios o “perdón” de enhorabuena, por las malas elecciones de vida. ¡Estos tiempos son los efectos para concilios y retornar la observación familiar y ciudadana hacia el patrio tabernáculo de donde nunca debió ser profanada la identidad de nación!, “¡Amor esparcido y no mentido!”

Para adquirir el libro:  "La Virgen de la Caridad en el cine cubano - 1930": Reedición especial en: "Cinematografía silente cubana". (Blanco y negro) (Spanish Edition): 9798859707874: de los Santos, Rubén A.: Libros


Rubén A. de los Santos nació en 1978 en Calabazar de La Habana, Cuba. Pintor, Poeta y Escritor. Actualmente reside en La Florida, USA. Ha participado en numerosas exposiciones como artista plástico. Inaugura en el año 2015 su editorial literaria “Hora Alpha” (nombre de su primer libro publicado en EE. UU). Ha publicado entre otros libros: “Estas no son palabras de Amor” (2015) ; “Miguel de los Santos” y el Cine Silente Cubano” (2016); “Diez Adversidades Escarlatas” (poesía); “Klorain Kalapas” (poesía); “Art, Esencia y Brahama” (catálogo pictórico armonizado con poemas); “De Adoquines y Mamparas” (antología poética 2015-2016); “La Chivichana sin Carrete” (segunda edición) (2017); “Márgenes del Almendares” (poemario mixto), en pro de promover a sus colegas en la Isla, con mención de bardos, datos y momentos históricos de su pueblo natal.

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