El nuevo orden socialista/comunista global

ALFREDO TRIFF

Sale un artículo en último número de TIME magazine de ya se está llamando el RESET MUNDIAL.[i] Viene de la pluma de Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial, y de Líderes jóvenes del mundo (OSAL, carne de cañón juvenil contra el catastrofismo climático). Schwab, no lo perdamos de vista, es un millonario con traje de caperucita.

 Señala el burócrata:  

Después de las malas noticias relacionadas con COVID-19 se han sumado enormes desafíos económicos, ambientales, sociales y políticos que ya estábamos enfrentando antes de la pandemia. De cara al futuro, un nuevo instinto virtuoso se convierte en un imperativo de nuestros sistemas económicos ... en lugar de perseguir ganancias a corto plazo o intereses personales estrechos, las empresas podrían buscar el bienestar de todos los habitantes del planeta.

¿Nuevo instinto virtuoso? Bobadas. Jamás ha sido el imperativo de un empresa “perseguir el bienestar de todos los habitantes del planeta”. La meta de una empresa (el LLC es un invento del capitalismo mercantilista) es muy modesta: generar la mayor riqueza para sus inversionistas. Tiene sentido, ¿no son ellos los que arriesgan su dinero en la misma?

El bienestar de los habitantes del planeta viene dado por añadidura, por La mano invisible de que hablara Adam Smith en su Wealth of Nations y que en macroeconomía se llama “progreso”, algo que ninguna empresa en particular se propuso jamás y que ha cambiado el mundo moderno. 

Vuelve Schwab con el teque: 

Las corporaciones no tienen que dejar de buscar ganancias ... solo adoptar una perspectiva de más largo plazo sobre su organización y su misión, mirando más allá del próximo trimestre a la próxima década.

Ninguna corporación que se respete posterga sus ganancias sin un principio de maximización que la guíe. La idea central corporativa es beneficiar la empresa (y sus inversionistas) dentro de los parámetros legales a que esta se suscribe. Los socialistas quisieran reinventar la función de la herramienta. El martillo es para martillar, no para matar cucarachas. La empresa es una herramienta generadora de riquezas y punto.

 Schwab sabe muy bien que la economía y la moral pertenecen a departamentos distintos. Uno espera que el millonario burócrata ofrezca un argumento económico, pero nunca llega. Apenas en el tercer párrafo y aparece la carta verdadera: “la guerra contra los hidrocarburos”. 

 ¿Qué sentido tiene abandonar la fuente principal de energía del mundo, precisamente cuando lo que se desea es llevar la riqueza a todos sus habitantes? A no ser que el motivo verdadero no es hacer a nadie más rico, sino hacernos a todos más pobres.  

 El imperativo empresarial de Schwab no funciona por la sencilla razón que la ENERGÍA ALTERNATIVA NO FUNCIONA. Ahí está la crisis energética de Alemania (otrora líder en carbón, y energía nuclear) despilfarrando riquezas a la vez que importa gas de Rusia ¡a precio de chantaje! solo para complacer a sus constituyentes “verdes” (verano de 2020: la pesadilla energética se repite en ese otro país “progre” llamado California). 

 La fórmula schwabiana me recuerda aquello que Castro llamaba sacrificio revolucionario. [ii]
 

Cuando la Revolución se hace carne del pueblo, no importan los obstáculos, las dificultades, no importa cualesquiera que sean los sacrificios. El pueblo sí es capaz de sacrificarse por su porvenir, por su destino. (APLAUSOS)

 El economista suizo, ¡qué casualidad! también pide sacrificio.

Aunque estas decisiones pueden dañar las ganancias a corto plazo, por otra marte maximizan rendimientos en un mundo donde la gente se rebela cada vez más contra un sistema que perciben como injusto.  

 ¿Quiénes son los que se rebelan en el mundo? No en la India, no en China, no en África, donde lo que busca desesperadamente es más oportunidades a mercados, más oportunidades y esperanzas de inversión y de acceso a energía.

La ideología “neoliberalista” no llegó del planeta Marte. Fue un putsch de la burocracia estadounidense, y occidental enamorada de aquel proyecto incipiente justo después de la caída del imperio soviético (recuerdo el discurso de 11 de septiembre de 1990 de George H. W. Bush, mencionando “el nuevo orden mundial”. [iii]

¿Qué tiene que ver la justicia social con el clima? 2020 dejó claro que los movimientos de justicia social y climática son subvencionados por la misma maquinaria que otrora los contrarrestara. La “justicia social” es un invento con un fin específico (ojo cuidado con los casos de corrupción de NGOs que se han disparado).[iv]

Schwab mirando al futuro:

Hay un cambio de relevo, la nueva ofensiva publicitaria –y de prensa– en un nuevo mundo de redes convergentes con causa común. Por ello una empresa productora gigante de hidrocarburos como BP se ha propuesto (en público) a ir dejando atrás el petróleo. 

¿Será posible creerse ese embuste?

¿Quiénes subvencionan la energía renovable? ¡Nada menos que las grandes corporaciones de petróleo! Queda claro en el documental Planet of the Humansde un activista de izquierda como Michael Moore. [v]

A la burocracia globalista no le interesa el país donde viven. Observen el rechazo que profesan contra la idea de “nación” y contra la palabra nacionalismo que ahora es sinónimo de fascismo. El globalismo, como acción económica/política del capital, se emparenta con la tendencia de sus otrora enemigos: el socialismo y el comunismo (primos hermanos) que compartían una aspiración globalista. La Internacional Comunista tenía aquel himno que decía: Arriba los pobres del mundo. El capitalismo y el comunismo fueron enemigos durante el siglo XX. YA NO. Los globalistas ven en la Unión Europea el próximo experimento socialista/comunista global.

Schwab concluye:

La UE ofrece una oportunidad única para aplicar políticas socialistas a escala internacional. Los sindicatos y los partidos políticos de la UE operan en organizaciones conjuntas más allá de las fronteras nacionales.

En la revista Diamond Black aparece el siguiente argumento:

El comunismo es nuestra única esperanza para combatir el cambio climático. El capitalismo es la causa misma de ese problema. Hay que decirlo claramente. Preguntarnos cuál debería ser la alternativa al capitalismo y qué podría suceder si no hacemos el cambio.  [vi]

¿Comprenden ahora la “justicia social” de Schwab? 

Greta Thunberg, una de las figuras prominentes de la juventud schwabiana, declaró en Project Syndicate: 

La crisis climática no se trata solo del medio ambiente. Es una crisis de derechos humanos, de justicia y de voluntad política. Los sistemas de opresión coloniales, racistas y patriarcales lo han creado y alimentado. Tenemos que desmantelarlos a todos. [vii]

El nuevo orden global burocrático de corte socialista/comunista schwabiano está en el horizonte. Quien no lo vea tiene complejo de avestruz.


Citas

[i] time.com. “Great Reset”, Klaus Schawb, 21 de octubre 21, 2020.

[ii] www.cuba.cu. Fidel Castro, 26 de julio, 1975.

[iii] web.archive.org. Millercenter.org. Discurso ante el Congreso, septiembre 11, 1990.

[iv] latinamericanpost.com. “The cases of abuse and corruption have shaken the world”, 22 de agosto, 2018. 

[v] www.youtube.com/watch?v=Zk11vI-7czE&t=193s

[vi]  dbknews.com. Opinión de un invitado. “To Combat Climate Change Communism Is  Our Only Hope”. 17 de octubre, 2018.

[vii] www.project-syndicate.org. Greta Thunberg, Luisa Neubauer, Angela Valenzuela, “Why we strike again”, 29 de noviembre, 2019.


Alfredo Triff nació en 1954, en La Habana, y comenzó su carrera artística en la década de los setenta como miembro fundador del trío Arte Vivo. Profesor titular de filosofía en Miami Dade College y profesor de historia del diseño en la Universidad de Miami. Ha escrito crítica cultural para Miami New TimesSun Post y El Nuevo Herald. Entre sus libros destacan PulpaHígado al ensayo y Miami Arts Explosio.

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